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Bufandas: nunca pasan de moda

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sábado, 15 de octubre de 2011

Moda y Golf en la Mujer


El maquillaje y el peinado para el golf deben ser, al igual que para cualquier otro deporte, muy simples; bastará con una crema protectora y un ligero maquillaje en los ojos; para los labios, manteca de cacao o un lápiz de labios rosa

Diferentes tipos de bastones de golf; según el terreno o el tiro se  usan bastones de distinto peso.

Las pelotas de golf pueden pesar cerca de 1,62 onzas y medir 1,68 pulgadas: sin embargo, en los Estados Unidos, para los encuentros internacionales, se utilizan pelotas de dimensiones superiores.

A fin de poder lanzarla mejor, la pelota se coloca sobre el tee, tachuela en forma de embudo que se clava en el terreno. Se usa sólo en el golpe de salida (tee o teein-ground).

Las caperuzas de los palos son de lana, plástico, lona, etcétera con colores diversos, y normalmente están hechas a mano. Sirven para evitar que los palos se rayen. En la bolsa, los palos, al estar juntos, se dañan continuamente.

Una raya en la faz del palo provoca imperfecciones en el tiro y le da. a la pelota, una trayectoria sesgada. Todas las caperuzas están numeradas, a fin de localizar prontamente el palo que protegen.

El atuendo personal consiste en una camiseta, un par de pantalones y los zapatos. Estos son importantísimos: los ingleses sostienen que para jugar al golf se precisa el par de pantalones más usado que se tenga en el guardarropa y la camisa más vieja. Para los zapatos, en cambio, es mejor no hacer economías.

Caminar sobre el terreno no es siempre fácil, y con un par de zapatos inadecuados os fatigaríais en exceso. La suela de los zapatos de golf está provista de puntas de duro aluminio, sólidamente fijadas, que permiten una perfecta adhesión al terreno y frenan en las pendientes resbaladizas. Como piezas accesorias podéis procuraros un sombrero de paja y unas gafas para protegeros del sol.

Este es el equipo menos costoso; naturalmente, podréis sustituir los pantalones por una cómoda falda que, en invierno, llevaréis con jerseys y chaquetas de punto. Los palos será mejor que os los indique un experto o vuestro maestro, pues hay muchísimos y cada uno de ellos tiene un uso específico.

jueves, 13 de octubre de 2011

Ejercicios aeróbicos para mujeres


ACTIVIDAD AEROBICA

Este trabajo final es muy beneficioso porque permite remover los productos de desecho de la contracción muscular. Debe representar el cincuenta por ciento de la actividad física total.

Los más recomendados: carrera, bicicleta, escalador, trote, marcha. Adecuando la frecuencia a la edad y nivel de entrenamiento.

• Tiempo: Mínimo 20 minutos.

martes, 11 de octubre de 2011

Hablar de sexo con la pareja


Contrariamente a la creencia popular, hablar de sexo no destruye la magia sino que hace que la magia siga viva. Muchos estudios refuerzan la idea de que la comunicación es un ingrediente esencial en una relación sexual satisfactoria.

Por ejemplo, en una investigación realizada entre 2000 mujeres, aquellas que se sentían cómodas al hablar de sus necesidades sexuales reportaban sexo más frecuente y pleno que las mujeres que se sentían inhibidas verbalmente.

El 81 por ciento de las mujeres que se sentían bien al hablar sobre sexo eran siempre o frecuentemente orgásmicas, en oposición al 63 por ciento de aquellas que se sentían incómodas al expresar sus deseos. Aquí le ofrecemos una guía de ejercicios que podrán ayudar a la pareja a encarar sus miedos de expresarse.

Este ejercicio ayudará a mejorar la comunicación en la pareja y pensar sobre las áreas en las que existen problemas. Chequee los puntos que son verdaderos. Yo debería...

- Hablar de mis necesidades más específicamente.

- Hablar sobre sexo con mayor frecuencia.

- Escuchar más cuidadosamente lo que mi pareja tiene que decir.

- Hacerle más preguntas a mi pareja sobre sus necesidades y deseos.

- Ser capaz de cumplir los deseos de mi pareja

Si nota que su pareja está haciendo un esfuerzo para comunicarse positivamente o expresar sus necesidades sexuales, no olvide demostrarle su apreciación.

lunes, 10 de octubre de 2011

Impermeables para la noche


Finalmente veamos cuál es el impermeable más adecuado para la noche. Se encuentra en los comercios realizado en gabardina negra, con una hechura particularmente elegante subrayada por los botones y la hebilla de bri-llantitos artificiales, y con el cuello de piel.

Algunos de los accesorios para el impermeable tienen una común característica: el zapato deportivo y las botas de cuero, que pueden tener la suela de goma y se pueden llevar con los impermeables más clásicos. Las botas de goma, negra o de color, son las más indicadas para el ciré.

A menudo, los impermeables se venden con su correspondiente gorrito, si bien, para conseguir un resultado mucho más estético, se puede llevar en la cabeza un elegante pañuelo. El bolso debe ser de carácter deportivo, en bandolera, y se procurará que armonice con el calzado.

El paraguas, que puede considerarse un accesorio del impermeable, será de seda, algodón o plástico, con colores y dibujos variadísimos. Es aconsejable, sin embargo, que vaya en consonancia con el impermeable, a fin de que no dé lugar a estridentes contrastes de color.

domingo, 9 de octubre de 2011

Elegancia y Moda


El abrigo elegante requiere una cierta atención al elegir los accesorios, que, naturalmente, deberán ser elegantes. Por consiguiente, los zapatos serán de piel de becerro, gamuza o charol, con el descotado clásico, y, quizá, con una hebilla o un lazo.

El tacón será bastante alto y afilado; pequeño el bolso, con el asa corta, para que cuelgue del brazo, o en forma de cartera, para llevarlo en la mano, confeccionado en la misma piel de los zapatos o bien de su mismo color; los guantes serán de piel o de gamuza; las medias finas (con una ligera fantasía como máximo), .y el sombrero de fieltro o de piel.

Este es el abrigo normal de vestir, el que sirve para un mayor número de ocasiones. A continuación hablaremos de los abrigos de noche, de mucho más compromiso trae el anterior y, por lo tanto, menos indispensables.

Los bordes en piel, aunque se utilicen bastante, comportan una selección más restringida. En realidad, las únicas pieles que pueden ir bien son el visón, el armiño, el zorro y la costosísima chinchilla.

Si en el guardarropa de una mujer hay más de un vestido largo de noche, es aconsejable que figure, también, un abrigo largo confeccionado en raso, en mohair o en terciopelo negro, ya que este color y estos tejidos no son difíciles de combinar con ningún vestido de noche. El estilo del abrigo largo de noche no debe cambiar con respecto al corto.

viernes, 7 de octubre de 2011

Ropa de cuatro estaciones


El abrigo de entretiempo más necesario en un guardarropa femenino es el elegante. Realmente, el deportivo puede sustituirse dignamente por un traje de chaqueta, puesto que la temperatura de entretiempo admite, una cierta ligereza en los vestidos de día, mientras que para la noche se hace necesaria una prenda cálida, y las pieles, que en invierno resuelven perfectamente las coyunturas elegantes, sería improcedente llevarlas en esta época; de aquí la necesidad de hallar una prenda que las sustituya.

Para este tipo de abrigos se requieren tejidos poco gruesos y con una buena caída. Tienen una gran aceptación todos los tipos de lana «seca», el paño ligero, la mezcla de lana y seda, la gabardina y el calvalry. Estos dos últimos tejidos, netamente deportivos, pueden emplearse para un abrigo elegante cuando son de un color oscuro, como el negro o el azul marino.

Para la primavera sirve cuanto se ha dicho par.: el otoño, con la única variante de los colores. Sin embargo, el hecho de asignarle una mayor utilidad al abrigo ce entretiempo elegante, no significa que deba ignorarse el de estilo deportivo.

Así como habíamos dicho que éste podía sustituirse por el traje de chaqueta, cabe añadir que, viceversa, el último puede ser perfectamente sustituido por el abrigo de entretiempo. Realmente, en el atuendo deportivo es difícil establecer dónde acaban las ventajas de una prenda y dónde empiezan las de otra.

Comoquiera que muchas mujeres pueden resolver igualmente su problema con un traje de chaqueta o con un abrigo, veamos cómo debe ser el abrigo deportivo de entretiempo.

Los tejidos más clásicos son la gabardina y el calvalry, en los colores azul, marrón y beige. El abrigo puede ser cruzado, con cuello vuelto y más bien amplio, cinturón abrochado en el punto de la cintura y mangas raglán o montadas. Todas las costuras pueden subrayarse con pespuntes.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El Golf en la Mujer


¿Cuál es el indispensable bagaje del golfista? En primer lugar la bolsa, con muchos bolsillos de diversas formas que sirven para guardar los palos y las pelotas. La bolsa puede ser de piel de canguro, de plástico, de piel común, de tela. etc.. y vuestra elección, que no afectará a las dimensiones y funciones de dicha bolsa, que .serán siempre las mismas, dependerá únicamente del factor económico.

Los bolsillos laterales pueden contener todo cuanto sirva para vuestro juego, incluso aquello que, en un principio, no os será indispensable. Puede contener los guantes, las pelotas, los palos, el jersey, etc. En suma, todo cuanto no hayáis querido dejar en el vestuario del club.

El carrito sobre el cual colocaréis la bolsa está construido de manera que ésta pueda sostenerse apoyada en un lado. El carrito es uno de aquellos auxiliares útiles, aunque no indispensables. Construido de metal ligero, se puede trasladar fácilmente.

De hecho, la bolsa está dotada de una correa para poder llevarla sobre los hombros. Sin embargo, las distancias que se han de recorrer al jugar al golf son bastante considerables, y quien sea de constitución débil puede acusar la fatiga de ir de un lado a otro con los pesados palos en la espalda. Es cierto que la mayor parte de la gente juega sin caddie (el ayudante que lleva los palos), por lo que el carrito se revela como un instrumento verdaderamente útil para la práctica del golf.

lunes, 3 de octubre de 2011

Abrigos Elegantes


El abrigo elegante y el de noche

El abrigo elegante y el abrigo de noche son dos prendas muy útiles que no pueden faltar en el guardarropa de una mujer, ya que, en muchos casos, sustituyen dignamente la ausencia de pieles.

Hay una gran diversidad de modelos: tipo redingote, ligeramente acampanado, completamente recto, y en forma de saco. Y para cada caso hay abundantes cortes y estudiadísimas aplicaciones. Lo más frecuente es que la botonadura esté en el centro, que las mangas sean japonesas o montadas, y que el cuello sea pequeño y de una sola cara.

Los bolsillos, si los hay, están generalmente cortados y van insertos en las costuras. Si el modelo lleva cinturón. éste será más elegante con una hebilla de fantasía, y en determinados casos el cinturón podrá ser de piel brillante o de gamuza, de modo que haga juego con el color del abrigo.

Los botones serán de pasamanería, o bien piedras del mismo color que el tejido, a fin de que resulten más originales y de fantasía. Los acabados en piel darán, al abrigo de vestir, un toque de elegancia. Entre las pieles, las que mejor se adaptan son el zorro, el visón y el persa (astracán o wrishuart), las cuales, además de utilizarse para el cuello, se pueden emplear para los puños y las orillas.

El forro de piel no suele utilizarse mucho para los abrigos elegantes; sin embargo, con algunos tejidos poco cálidos se puede recurrir a esta solución, aunque con pieles cuyo pelo sea oscuro, corto, fino y poco denso.

sábado, 1 de octubre de 2011

Ropa Impermeable


Por imperativos de la moda el impermeable ha llegado a figurar entre los abrigos deportivos y casi se confunde con ellos, toda vez que los tejidos en que se confeccionan son los mismos que se usan para los abrigos, sólo que tienen, además, unas particulares características impermeabilizantes. El clásico tejido para el impermeable es la gabardina, aunque se utiliza también el calvalry.

el canutillo, etc., a los que actualmente se añaden los nuevos materiales sintéticos que con gran éxito se han introducido en el sector del impermeable y han conseguido que ei agradable ciré se haya convertido casi en una prenda clásica.

Actualmente los tejidos para impermeables se fabrican en todas las tonalidades posibles, aunque el color más acertado es el arena, que va bien con todos los demás colores. Le sisuen el avellana, el marrón, el azul y el nesro.

Aunque los restantes, todos ellos muy vivos, adquieran cada vez un mayor auge, a fin de cuentas es justo que en un día de lluvia se reaccione contra el fastidio y se vistan tonos alegres.

Respecto a la línea, el impermeable se ha identificado con el abrigo de entretiempo, del que ha adoptado su corte particular, sus acabados, etc.

Al antiguo y clásico impermeable de línea recta, con botonadura disimulada y cuello estilo burberrys, se han impuesto los diversos modelos estilo redingote, realzados con detalles como hebillas, anillas, presillas, cinturones, etcétera.


Los impermeables resultan más cálidos cuando están forrados con franela, pero ha de tenerse en cuenta que el color de la franela debe armonizar con el del tejido. Este tipo de forro es muy necesario con impermeables viré, puesto que son los más fríos.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Abrigos de Pieles



Estos abrigos, aptos para la ciudad en épocas muy frías, son especialmente útiles para quienes practican deportes de invierno, pues son muy cálidos e, incluso. «poco delicados», y gustan más, precisamente, cuando han adquirido el aspecto de una prenda «usada».

En la categoría de los abrigos, entendidos como «indumentaria» invernal, pueden integrarse los diversos tipos de chaquetas y capas. En consideración a la costumbre femenina de vestir pantalones, las chaquetas y las capas son muy útiles para un guardarropa de invierno y resultan mucho más indicadas que los abrigos para llevarlas con pantalones.

Las chaquetas, generalmente, son de una longitud aproximada de tres cuartos, cruzadas, con cuello solapa bastante grande, pocas hendiduras en el lado postenor del paño y ligeramente apoyadas en la cintura. Los tejidos más utilizados son el paño, que puede ser de muchísimos colores, el pelo de camello y el locien. Para las chaquetas, así como para las capas, se recurre, también, al uso del forro de pieles. Dado que la chaqueta es una prenda un poco amplia, a causa de su limitada longitud se recomienda el empleo de pieles de pelo liso, como el ocelote, la yegua, etcétera, que al ser menos gruesas, no engordan la figura.

Los tejidos más indicados para la capa deportiva son el paño, el loden. el caséntino y el tweed. En cuanto a la forma, la capa no admite muchas variaciones; puede ser sumamente amplia, de rueda entera, o bien de media rueda; podrá tener un pequeño cuello rígido, o un auténtico cuello al que vaya unida la capucha, y se abrochará por delante o en la espalda. Si se lleva con pantalones deberá quedar por encima de la rodilla.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Higiene Sexual


Pero la higiene sexual del hombre comprende también todo aquello que va encaminado a la buena ejecución del acto sexual, no sólo desde el punto de vista físico, como en el caso de la fimosis o la parafimosis, sino también desde el ángulo espiritual de comprensión hacia la mujer, para lograr una relación sexualmente completa.

A este respecto el hombre ha de tener siempre presente que el período durante el cual la mujer se excita sexualmente, y que abarca el tiempo que transcurre desde el comienzo hasta el momento en que se produce el orgasmo, en la mujer es generalmente largo.

Ello indica que en el juego amoroso sexual el hombre debe dedicar gran parte de su actividad a excitar con la mayor intensidad posible a su pareja, mediante besos, caricias, etc. Este hecho es tan importante que su desconocimiento explica gran número de frigideces femeninas. El hombre se excita más rápidamente que la mujer, y si alcanza el orgasmo antes de que ella se haya excitado sexualmente la consecuencia será, como es lógico, una ausencia de orgasmo en la mujer. Por tal motivo es deber del hombre provocar y lograr la excitación sexual de su pareja.

La excitación sexual de la mujer por el hombre repercute al mismo tiempo favorablemente en el logro de la culminación orgástica, pues la introducción del miembro viril efectuada en el último momento de la excitación mutua ocasiona el orgasmo en el hombre y en la mujer al mismo tiempo, lográndose así un acto sexual humanamente bien entendido.

Se deduce de ello que la actitud del hombre en la relación sexual no ha de concebirse simplemente como una tendencia imperiosa a satisfacer una necesidad orgánica, sino que debe estar dirigida por el entendimiento y por la entrega amorosa, única forma de restituir a la relación sexual el carácter de relación humana que, por diversos motivos, es tantas veces omitido.

martes, 27 de septiembre de 2011

Abrigo Deportivo


El abrigo deportivo, tanto de mañana como de tarde, es el que se usa con mayor frecuencia, puesto que el noventa por ciento de la vida activa tiene lugar durante las horas diurnas. En consecuencia deberá ser elegante, cómodo y práctico. Entre las telas más difundidas, y por consiguiente las más idóneas, figuran el pelo de camello.

Al abrigo deportivo se le puede aplicar un cuello de pieles, aunque deberá optarse por las menos ostentosas como la marmota, el castor, la nutria, los diversos tipos de cordero, y el visón. que actualmente se utiliza mucho como piel deportiva. Con estos abrigos sientan a la perfección los accesorios airosos y prácticos, cuya misión consistirá en reavivar el color de la prenda, a menudo oscuro.

Son muy adecuados los pañuelos de seda, las bufandas de lana, el bolso en bandolera, las medias fantasía, de hilo o de lana, los gorritos de piel o de lana, los zapatos tipo mocasín, las botas altas, y los guantes, los cuales pueden ser de lana de color, así como de pekari.

Para el abrigo deportivo, las pieles, además de realzar los acabados, pueden emplearse también como faz interior de la prenda. Para ello se utilizan pieles que no sean lujosas, como el conejo y el cordero, o bien pieles un poco gastadas por el uso, ya inservibles, de castor, nutria, visón, etc. Así podrá obtenerse un abrigo de estilo deportivo y, al propio tiempo, muy cálido.

Entre los abrigos deportivos se puede incluir el de napa o de gamuza, con el interior de pelo (muy necesario en invierno, ya que la piel, por sí sola, no es muy caliente), o bien el abrigo de añinos, revuelto, que tiene la piel en el exterior y el pelo en el interior. Para esta clase de prendas se sigue una línea menos clásica que para las anteriormente citadas, pues el material con que aquéllas se confeccionan ya tiene, de por sí, un carácter marcadamente deportivo que permite cualquier fantasía. 

En estos casos se suele emplear la línea redingote, con mangas montadas, cintura señalada y falda un tanto evadida en la parte inferior. Es permisible algún rebuscamiento original en la botonadura, que puede ser de alamares, y en los acabados de piel que bordean toda la prenda y recuerdan, vagamente, los capotes de los soldados rusos de la época zarista.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Enfermedades Sexuales


LAS ENFERMEDADES VENÉREAS EN TIEMPOS DE GUERRA O DE REVOLUCIÓN
La frecuencia con que se observan los contagios de enfermedades venéreas presenta ciertas variaciones; en tiempos de guerra o revolución se difunde este tipo de enfermedades, pues a causa de las circunstancias anormales la vida sexual de muchos hombres y mujeres se desvía de su orden habitual.

CONSECUENCIAS DE LA INFECCIÓN VENÉREA
La gonococia, por lo general, es una enfermedad benigna y muy raras veces pone en peligro la vida de quien la padece. Asienta casi exclusivamente en el aparato genital, determinando lesiones que, a pesar de la curación, dejan daños irreparables en las vías urogenitales.

De ahí la importancia de la gonococia, ya que tanto en el hombre como en la mujer se producen obstrucciones de los conductos genitales capaces de provocar una esterilidad muchas veces permanente.

En la sífilis, en cambio, la gravedad se debe a que el germen pasa rápidamente a la sangre, difundiéndose así la infección por todo el organismo.

En la actualidad las enfermedades venéreas desencadenan lesiones menos graves que en otras épocas gracias a la existencia de medicamentos que combaten con eficacia tales infecciones. Por otra parte, y ello es fundamental, al acudir los enfermos rápidamente al médico se da comienzo al tratamiento mientras la enfermedad aún está poco extendida y no ha provocado lesiones graves en el organismo.

Esta opinión se funda en que hasta los seis años el niño se halla en la fase de exploración y conocimiento de su propio cuerpo; la operación de fimosis, practicada en tales momentos, puede representar para el niño un trauma psicológico. Y puesto que a esta altura de la existencia la fimosis no tiene importancia sexual ni funcional porque el niño no va a tener relaciones sexuales, es aconsejable que se retrase el momento de la pequeña intervención quirúrgica.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Mascarillas


Cuando vemos el rostro de una mujer podemos notar el cuidado que ella brinda a su piel, y uno de los secretos para mantener la piel sana y fresca es utilizar una mascarilla facial de buena calidad.  Tan sólo el buen uso de tal producto hará la diferencia y no sólo visualmente hablando ya que una misma se sentirá mejor. 

La mascarilla le proporciona a la piel del rostro una gran cantidad de beneficios, con ella se mejora la hidratación y se regula la secreción de sebo, si se trata de pieles grasas, también se produce una renovación completa de la piel.  Emmagabrielle ofrece una amplia variedad de mascarillas para el rostro con fórmulas exclusivas para cada tipo de piel, ya sean mascarillas hidratantes o mascarillas elaboradas especialmente para pieles más grasas. 

Con el uso regular de las Mascarillas faciales notarás tantas diferencias positivas en el rostro que pasarán a formar parte de tus rituales de belleza imprescindibles. Puedes incluso adquirirlas a través de su web aprovechando las ofertas especiales de todos los productos, accediendo a ellos de forma individual o aprovechando los pack promocionales, con gran variedad de métodos de pago.

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viernes, 23 de septiembre de 2011

Pérdidas en la Menstruación


Examinaremos aquí las principales características de la menstruación, es decir:

1) su duración;

2) la cantidad de sangre perdida, y

3) el período de tiempo que transcurre entre dos reglas sucesivas.


1) La duración de la menstruación varía mucho de una mujer a otra, pero es casi siempre constante, con ligeras variaciones, en una misma mujer. Habitualmente dura de tres a seis días, siendo sus límites normales de uno a dos como mínimo y de ocho a diez como máximo. La media es, pues, de cuatro a ocho días.

2) La cantidad de sangre perdida se valora en cifras muy variables según los autores. En general se admite una media de 40 centímetros cúbicos, con variaciones entre 9 cm3 y 200 cm3. En la mujer esta cantidad puede ser controlada (con la imprecisión que el método comporta) computando los apositos que utiliza cada día, cuyo número, generalmente, es siempre igual para cada una de ellas. En tal sentido, la cantidad de apositos usados diariamente es de tres a cinco, encontrándose mujeres con escasa pérdida que sólo precisan uno, mientras otras necesitan como máximo siete u ocho. Aunque estas variaciones están ligadas a la capacidad de absorción de los apositos usados, para la mujer que los utiliza no es difícil constatar si la cantidad de sangre perdida varía de una regla a otra.

3) La duración del ciclo menstrual queda determinado por el número de días transcurridos entre el comienzo de una regla y el de la siguiente. Desde muy antiguo se sabe que el ciclo menstrual de la mujer tiene una duración habitual de veintiocho días, pero existen variaciones muy amplias de mujer a mujer, pudiéndose distinguir dos grupos: en el primero los ciclos tienen tendencia a ser cortos (veintiuno a veinticinco días), y en el otro particularmente largos (treinta y cinco a cuarenta y cinco días).

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La Mujer en la Edad Media


La apelación al discurso médico es una constante para analizar lo femenino. En el siglo XVI hay un interés fuerte por la revisión de este tipo de textos (Hipócrates, Galeno). Se multiplican las disecciones de mujeres en los anfiteatros de las facultades y hay un espíritu caritativo que quiere ayudar las en sus afecciones, con el consiguiente beneficio de la ginecología y la obstetricia.
La mujer va a ser definida en función del órgano que le da sentido: el útero. Ahora, "la sensibilidad del útero sustituye al temperamento húmedo para explicar su inferioridad". Ella es un ser enfermizo al que hay que tratar de aliviar para que no se rebele en su condición. Inclusive se le atribuyen a este órgano sentimientos y comportamientos.

El discurso médico se debate entre las carencias de la anatomía, las imprecisiones del lenguaje y los fantasmas a que da lugar el mito del sexo devorador. La definición de la histeria es de por sí llamativa: "enfermedad de las mujeres sin hombre". En ese momento, los médicos no pueden dar cuenta de que ataca por igual al sexo masculino.

Casi todas las mujeres del Renacimiento tienen un fin: la maternidad. El dar a luz y amamantar ocupan su vida. Las diferencias sociales se ven reflejadas en los embarazos; al no dar de mamar las ricas se embarazan más seguido, ya que durante el período de lactancia disminuye la fertilidad .

La mujer de las clases sociales más bajas es nodriza de los bebés de las de posición más elevada. La primera es condenada a la "lactancia perpetua"; la segunda al "embarazo perpetuo". Dice Martín Lutero: "Aunque se agoten y al final mueran de tanto parir, no importa, para eso existen". Vale la pena tomar algún ejemplo: Florentina Antonia Masi, muerta en 1459, a los 59 años, tuvo 36 hijos.

El parto es algo muy temido. Erasmo señala: "¿Cuál mujer se acercaría a un hombre si conociese y tuviese en mente los azarosos trabajos del parto y las desazones de criar los hijos?". Las mujeres que sobreviven al hecho de dar a luz, a menudo ven morir a sus hijos debido a la inmundicia y a la mala alimentación. Sólo entre un 20 y un 50 por ciento de los niños sobrevive a la infancia.

Muchos mueren a causa de la furia de sus padres y del abandono. El infanticidio es común y castigado. El abandono de los hijos parece ser una marca de la Edad Media. A medida que se afirma la familia monógama moderna, los hijos ilegítimos y sirvientes van siendo excluidos del núcleo. Es costumbre de las clases altas entregar niños a madres adoptivas; los varones tienen más suerte, ya que concebir niñas es considerado una desgracia.

martes, 20 de septiembre de 2011

Molestias y dolor en el Período


Durante la menstruación la mujer puede experimentar diversas alteraciones generales, que se caracterizan por presentarse pocos días antes y durante los primeros días de la regla, y que desaparecen totalmente una vez concluida ésta. Tales alteraciones son en general benignas y sin importancia médica alguna, y se presentan en el 40 ó 50 por 100 de las mujeres, principalmente en las jóvenes. Es frecuente constatar la mejoría de las molestias, y a veces su desaparición, al restablecerse nuevamente las reglas después del parto.

Las molestias en las glándulas mamarias son frecuentes y de intensidad variable. Consisten en pequeños dolores debidos al aumento de tensión y consistencia de estas glándulas, y a veces en un aumento de la sensibilidad de las aréolas mamarias. Los signos abdominales consisten en una sensación de hinchazón del vientre, con molestias de pesadez en el abdomen. Desde el punto de vista general, suele presentarse un malestar que puede concretarse en sensación nauseosa, apatía y nerviosismo.

Estos síntomas se encuentran en casi todas las mujeres, y pueden darse aislados o conjuntamente. Constituyen un motivo de consulta médica sólo cuando adquieren una intensidad y duración prolongadas.

Se llama dismenorrea el dolor que afecta la parte baja del abdomen y ambas zonas lumbares durante la menstruación o bien inmediatamente antes que ésta desaparezca. Este fenómeno representa un síntoma y no una enfermedad, y se conoce su existencia desde hace muchos años: la dismenorrea es tan vieja como el mundo. Los primeros relatos sobre esta alteración fueron escritos por los hindúes diez siglos antes de nuestra era.

Esta afección, de poca trascendencia para la salud, es suficiente para requerir un tratamiento médico, pues los dolores percibidos son por lo común intensos, y generalmente no desaparecen hasta que la mujer tiene su primer parto.

Ciertas mujeres acusan, alrededor de catorce días después de la menstruación, una ligera molestia en uno de los dos lados del abdomen. Contrariamente al caso anterior, en éste no se precisa la visita del médico: estas molestias se producen en el ovario a causa de la expulsión del óvulo, constituyendo la llamada «ovulación sensible».

lunes, 19 de septiembre de 2011

Moda y Exigencias de la Mujer


A partir de este momento el gusto deja de ser representativo de una categoría personal, deja de significar riqueza y suntuosidad, para convertirse en un valor más individual con el que se expresa la propia personalidad. Poco a poco nace el buen gusto.

El buen gusto surge en una sociedad cuya clase rectora tiene las siguientes características: la inestabilidad, el fundamento de su poder en la exclusiva riqueza, y el lujo como expresión de este poder.

En el complejo social que inicia nuestra sociedad contemporánea se crea el arte de la ascensión social. Las riquezas adquiridas dan derecho a ocupar las primeras filas en la vida pública, y, por lo tanto, el simple lujo puede evidenciar al advenedizo y ser motivo de burla. Así, lo que caracteriza a una clase rectora con solera y derecho al dominio es su buen gusto, el uso acertado y hasta discreto de la riqueza que posee. La fastuosidad cobra tintes de discreción y el esplendor se revela más en el cambio de indumentaria, en la sorpresa y en la originalidad, que en la riqueza de lo que se exhibe.

La mujer recibe en cierto modo la primacía de este alarde de buen gusto. La mujer, en la nueva clase, es el exponente exterior de riqueza y poder, y en su indumentaria, en el aderezo de la casa, en el influjo que ejerce sobre quienes la rodean se nace visible su buen gusto. El buen gusto tiene como misión gastar millones sin que se note. Una mujer de buen gusto —recordemos que los grandes magazines la han citado a menudo— es Jacqueline Kennedy. Jamás la hemos visto luciendo galas suntuosas. En apariencia sus trajes pueden salir de un prét-á-porter, su peinado es el de un sin fin de mujeres, en algunos momentos casi ha parecido que repetía hasta la saciedad un mismo modelo de sombrero y de traje.

A pesar de todo sabemos que tiene millones en joyas, perfumes a raudales pieles para llenar un tren. Pero esta mujer, que no es hermosa ni especialmente inteligente, sabe utilizar todos los elementos que la riqueza pone a su disposición, combinándolos de modo que no se sepa de dónde proviene su aire de seguridad y que la fingida sencillez sea difícilmente imitable.

El buen gusto exige, pues, una deliberación personal y una cierta teatralidad preparada. El buen gusto elabora también un prestigio, una fama. La mujer de buen gusto sabe que en un momento dado, si decide ponerse alguna prenda hasta cierto punto extravagante, quienes la contemplan decidirán sin vacilar que si ella se lo pone es de buen gusto.

El buen gusto crea una atmósfera. La mujer de buen gusto no sólo se ocupa de su indumentaria. El arte de mantener, modificar, y hacer viva una casa con pequeños cambios y con una permanente gracia forma parte de su actividad. El buen gusto se extiende en el arte de recibir invitados, de saber siempre el momento en que debe hacerse la invitación, en la combinación de comensales, en la comida que se sirve, que no sólo será abundante.

El buen gusto se detiene en el umbral de la amabilidad. No se adentra en los dominios de la belleza, no juzga un cuadro, ni un poema, ni una gran empresa. El buen gusto no tiene que aventurarse nunca más allá de lo que causa placer. En realidad tiene el influjo de una sonrisa.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Higiene de la Mujer


Siempre que se hable de higiene será importante tener en cuenta que no se refiere simplemente al aseo corporal de la persona, sino que tiene como principal objetivo la conservación y mejoramiento de la salud individual y colectiva.

La higiene del hombre se refiere tanto a las actitudes que favorecen una mejor conservación física de su organismo como a los procesos que mejoran sus relaciones colectivas. En el tema concreto que nos ocupa, las medidas higiénicas tienden a mejorar espiritual y físicamente la relación sexual.

El aseo personal del varón merece una atención especial en lo concerniente a cierta particularidad de su aparato genital, constituido por la piel que rodea y cubre el glande. Este repliegue de la epidermis, llamado prepucio, puede normalmente retraerse dejando al descubierto el glande. Se comprenderá que para que esto sea posible, el diámetro del orificio del prepucio ha de ser ligeramente mayor que el diámetro del glande.

Cuando ello no ocurre, el prepucio no puede deslizarse, impidiéndose así que el glande quede al descubierto. Esta anomalía no supone malformación congénita alguna y recibe el nombre técnico de fimosis. Se presenta con bastante frecuencia, y la forma de corregirla es un tratamiento quirúrgico que consiste en la ampliación o exéresis del prepucio.

Algo semejante es la llamada parafimosis. En este caso, el orificio del prepucio es suficientemente amplio para permitir el deslizamiento del glande en estado flácido, pero no así cuando el pene entra en erección y se torna tenso. Si en el momento de ocurrir la erección del glande éste se encontraba al descubierto, el prepucio puede impedir y estrangular el reflujo de sangre en este órgano, pudiendo ocasionarse, por tanto, lesiones en esta parte del pene debido a estancamiento y falta de circulación de la sangre. Esta alteración tiene la misma importancia y significado que la fimosis y su solución es igualmente quirúrgica.

La operación de fimosis o parafimosis puede efectuarse en cualquier momento de la vida del hombre. Sin embargo, hay quien aconseja que se practique en la infancia, pasados los seis años de edad y antes de llegar a la pubertad.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Alteraciones Menstruales


Las características de las reglas, en cuanto a duración, cantidad, etc., están, estrechamente vinculadas a la actividad del ovario. Ello indica que cualquier alteración en las constantes normales de estte fenómeno traduce un funcionamiento alterado del ovario.

Pero dicha alteración ovárica no es siempre sinónimo de enfermedad: las actividades de estas glándulas endocrinas de la mujer pueden también estar ligadas a influjos del medio ambiente, tales como cambios de clima, tensiones emocionales, disgustos, excesos de trabajo, etc.

Para todas las mujeres es bien conocido el hecho de que cualquier emoción sentimental fuerte (sustos o disgustos) o ciertas tensiones emocionales (exámenes) pueden producir la regla antes o después de lo previsto.

A este respecto puede decirse irónicamente que si hay algo más variable que el tiempo es la regla de las mujeres.

Cualquier alteración de la regla no tiene, en principio, mucha importancia, y sólo será necesaria y aconsejable la visita médica cuando la anomalía perdure durante cierto tiempo, o cuando la cantidad de sangre perdida sea realmente abundante.

martes, 13 de septiembre de 2011

Enfermedades venéreas


Se da el nombre de enfermedades venéreas a las enfermedades infecciosas que se transmiten principalmente por medio del contacto sexual. Esto no quiere decir que toda infección del aparato genital sea venérea; para que lo sea ha de estar causada por un germen cuya vía de transmisión sea principalmente el aparato genital.

Los genitales pueden adquirir diferentes procesos infecciosos que nada tienen que ver con la enfermedad venérea. Ejemplo claro de ello es la tuberculosis genital; cuando esta enfermedad se localiza en el aparato genital, ha sido transmitida general y principalmente a través de la sangre. Por tal motivo no es considerada una enfermedad venérea, aunque se hayan descrito algunos casos de contagio mediante el acto sexual.

Las dos enfermedades venéreas típicas son las causadas por un germen tipo gonococo que produce la llamada gonococia, y la sífilis, provocada por la espiroqueta Trepo nema Pallidum.

La gonococia se transmite fácilmente a través del contacto sexual, debido a que los gonococos viven y se reproducen casi exclusivamente en los tejidos que tapizan los conductos urinarios y genitales.

La sífilis, por su parte, se contagia mediante un estrecho contacto físico, tal como se produce principalmente durante el acto sexual. Pero no es este el único camino por el que se puede transmitir la enfermedad, pues se han iad; casos de contagio por vía bucal. Esta afección contrae también por inoculación de sangre infectada, lo que explica que en el embarazo de una mujer afectada de sífilis, ésta se transmita al feto a través de la placenta.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El buen gusto de La Mujer


Hablamos muy a menudo del buen gusto, y no nos acordamos de que tal concepto es relativamente moderno. El buen gusto arraiga en una sociedad que confiere a la relación social su máximo valor. El hombre ha vivido siempre en sociedad, pero durante la mayor parte de su historia las relaciones sociales se han hallado estructuradas por encima de las decisiones personales.

En los pueblos antiguos, en la cambiante Edad Media, los hombres, desde su nacimiento, tuvieron un lugar establecido en la escala social. Este lugar vasallo o señor, siervo o dueño—, implicaba unos deberes y derechos, un comportamiento y, naturalmente, una indumentaria. La indumentaria expresaba tanto como las actitudes a qué estrato de la sociedad pertenecía el individuo, y a pesar de que con la nueva sociedad mercantil el lujo penetró en Occidente, los elementos esenciales de la indumentaria no cambiaban.

Los hombres y las mujeres eran dueños de un vestido o de una capa, del mismo modo que podían serlo de un mueble o de un pedazo de tierra. Cuanto más lujosa era una prenda tanto más duraba, tanto más era digna de ser heredada. Los vestidos, pues, pasaban de padres a hijos y eran la orgullosa expresión de un gremio o de una clase.

Los hombres podían escoger dentro de un límite muy estricto, porque hasta los colores eran significativos. La indumentaria podía ser rica y bella, pero jamás determinante de un capricho o de un gusto particular. El traje caro, heredado o comprado, aparecía y reaparecía en los momentos oportunos, del mismo modo que en la actualidad un magnate de la industria se muestra en público con su coche particular.

En los inicios del Renacimiento el lujo despliega una orgía de colores. El gusto se complica y sus valores son la suntuosidad y la riqueza: telas preciosas, damascos, terciopelos, pieles, brocados, amplios escotes, acuchillados, refajos amplios y orlados. Las joyas subrayaban el esplendor de telas y encajes.

En los siglos venideros se acentúa cada vez más la diferencia fundamental entre las clases, y, naturalmente, las posibilidades económicas de las clases. La dominante aumenta su suntuosidad, añadiendo la peluca a las demás riquezas. La peluca será otro determinante de la clase social.

Pero después de las grandes revoluciones sociales el vestido se democratiza. Desde luego, existen elementos distintivos de clase. Persisten los uniformes de trabajo, y ciertos elementos de lujo, como el sombrero, los zapatos y la riqueza de telas y joyas, determinan la clase rectora.

Pero el traje deja de ser distintivo propio de una clase, y el lujo creciente de la sociedad industrial hace cada vez más cambiante la moda, y las variaciones limitan hasta cierto punto el lujo antiguo. El color deja de ser signo de suntuosidad, y un hecho tan sencillo como la industrialización del algodón pintado con trepa, que se llamaba indianas —lo que más adelante se llamó cretonas— pone los colorines al alcance de todo el mundo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Fracasos y traumas en la mujer


Una mujer puede haber tenido una existencia absolutamente vacía de contenido y, a pesar de ello, no tener ninguna impresión de fracaso, porque la sanción pública es absolutamente aprobatoria y ella no puede imaginar otra existencia que la que ha llevado. Ha vivido siempre pendiente de los otros, no ha tomado nunca una decisión propia, pero ha vivido de acuerdo con la opinión ajena.

Para la mujer, el fracaso más persistente en el tiempo es la soltería. Mientras al hombre el matrimonio se le muestra como una obligación, a la mujer se le presenta como un estado social que la eleva. Para la mujer el matrimonio es el éxito en sí. Las llamadas novelas rosas terminan en matrimonio porque el final feliz es una expresión del éxito social. La soltería lleva consigo una serie de humillaciones, más o menos paliadas según el grado evolutivo del núcleo social.

El período de la menopausia puede ser causa de que despierte en la mujer la impresión de fracaso. Y puede producir estados de depresión profunda, ya que la mujer se descubre desprovista de lo que ha sido instrumento de su éxito: su juventud, su belleza y su condición de hembra. Y la impresión de fracaso se hace más profunda porque el éxito anteriormente obtenido no le ha dejado ninguna situación estable.

La impresión de fracaso puede producirse por reflejo del fracaso del marido. Mejor dicho, por lo que la mujer considere que es fracaso del marido. La mujer que se ha propuesto impulsar al marido hacia el éxito se considera fracasada si él no ha alcanzado los signos exteriores de este éxito, que para ella son los únicos que cuentan, pues son los únicos con los que se siente gratificada.

El fracaso puede llegarle en relación con la carrera que ha emprendido. No pocas mujeres han chocado con los innumerables obstáculos que la sociedad masculina opone a su promoción. Si ha tenido la osadía de emprender una carrera de prestigio o bien remunerada, la resistencia será mucho mayor, y más aún si se propone alcanzar un puesto de mando. Muchas mujeres, al emprender la carrera, han pensado que la oposición masculina no era más que un tópico ya revisado.

Han creído que en su caso no se produciría y que su valor y su tesón darían el mismo resultado que en sus compañeros de ejercicio. Cuando se da cuenta de la latente oposición se encuentra ya cansada.
Pero la mayoría de las veces la mujer se siente fracasada y no sabe exactamente por qué.

La impresión de fracaso se matiza de frustración. No puede decir que no haya alcanzado el lugar que se había propuesto, porque no se había propuesto absolutamente nada. Pero siente profundamente que no ha realizado sus facultades, que hay algo, en ella, que podía haberse realizado y no se realizó. La relación con quienes la rodean se hace difícil porque ella tiene la impresión de que desconocen su propio valor.

Esta indeterminada impresión de fracaso se produce frecuentemente en la sociedad donde vivimos porque la mujer se halla raramente compensada en la situación en que se encuentra. En nuestra sociedad el camino más fácil para la mujer es situarse en el lugar que le ha designado la tradición.

En los años de preparación para la futura existencia aprende a confiar en el otro: el padre, el novio, el marido. Los primeros años de matrimonio, con los hijos, la apartan de toda actividad profesional. Cuando los niños se valen por sí solos y puede revisar su situación, descubre que la vida que tiene organizada no la compensa. Entonces viene la impresión de fracaso.

Las normas para evitar el fracaso no existen, a pesar de la ingente literatura que existe sobre el arte de triunfar. Pero lo que sí es posible es tratar de organizar nuestra existencia de modo que veamos un poco claro en ella. Es decir, conocer qué nos proponemos y plantearnos las dificultades objetivas. Hoy la mujer no puede avanzar ciegamente, como lo hacían nuestras abuelas. Existen demasiados elementos de atracción que le hacen comprender que no le basta su tradicional actitud pasiva.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Higiene en la Menstruación


La menstruación es la expulsión periódica del tejido que recubre la cavidad del útero, por haber perdido éste su función al no haber sido fecundado el óvulo y no existir embarazo. La expulsión de este tejido desintegrado va siempre acompañada de cierta cantidad de sangre, que le confiere un peculiar aspecto. Durante este período la mujer utiliza algodones o gasas, que situados junto a la vulva, recogen la sangre expulsada.

En la actualidad se encuentran en el comercio distintos productos que. enrollados en forma de cilindro, son aptos para, al ser introducidos en la vagina, recoger la sangre menstrual. La mujer puede usarlos sin peligro alguno, siempre y cuando utilice el tamaño apropiado a su vagina.

Durante el período de la regla, el organismo de la mujer se encuentra en igual estado que fuera de ella. La pérdida de sangre menstrual es un proceso fisiológico que indica el normal funcionamiento del útero. Y dado que en el cuerpo humano nunca una función normal de un órgano cualquiera altera o pone en peligro el resto del organismo, la mujer durante la regla se encuentra en perfecto estado de salud, o al menos en el mismo estado en que se encontraba antes de la menstruación.

Ello significa que el baño en particular, y cualquier otra actividad de la mujer durante las reglas, tiene el mismo peligro que fuera de ellas. El baño o ducha, con el fin de un aseo personal, es siempre higiénico y por tanto saludable.

Los baños de mar en épocas calurosas son igualmente agradables, y la menstruación no aumenta la posibilidad (de por sí poco frecuente) de que se produzca uno de esos shocks hidrocutáneos llamados popularmente «cortes de digestión».

lunes, 5 de septiembre de 2011

La Cocina y la Mujer


Ante la cocina, como ante las tareas domésticas en general, la actitud de la mujer de hoy ya no tiene por qué ser la tradicional de sujección y dependencia exclusiva, pero tampoco se irresponsabilizará en tan importantes materias con pretextos vanguardistas mal enfocados, adoptando actitudes despreciativas y aun hostiles, como reacción al pasado.

Si bien sigue siendo la cocina uno de los feudos femeninos, ya no lo es en modo alguno en su aspecto de vasallaje, ni psíquica ni físicamente. La técnica moderna ha puesto al servicio del ama de casa un sinnúmero de útiles prácticos y aparatos electrodomésticos que facilitan, simplifican y reducen tareas y tiempo.

Arquitectos y decoradores han contribuido a esta evolución, convirtiendo la frialdad e incomodidad de las cocinas de antaño en estancias tan asépticas como acogedoras y cómodas, sin perder por ello ni un ápice de su funcionalidad. Hoy el ama de casa ya no es esclava de la cocina, sino dueña de ella; ya no está reducida sin remisión a la fastidiosa y embrutecedora galera de preparación de alimentos y fregado de platos, repetidas veces al día y todos los días de la vida, sufriendo este destino como una condenación.

Gracias a la técnica, empleará muy breve tiempo en tales tareas, quedando holgadamente libre para cualquier otra suerte de menesteres y aficiones: gracias a las modernas contrucciones y a la decoración, las realizara en una estancia a un mismo tiempo utilitaria y confortable, funcional y bella; y, sobre todo, gracias a una mayor capacitación personal, obtendrá de «su» cocina un placer a ningún otro comparable: el de elaborar con los frutos de la tierra, con arte y sabiduría, para deleite y provecho de los suyos, a quienes nutrirá competentemente de modo sano y equilibrado.

Por lo tanto, el viejo concepto de cocina de ambiente frío, con azulejos blancos, armarios empotrados y útiles impersonales queda desechado incluso en el caso, cada vez menos frecuente, de servicio doméstico contratado.

La cocina, pequeña o grande, reducida exclusivamente a sus funciones específicas o ampliada en el concepto de cocina-comedor o cocina-cuarto de estar (soluciones éstas que ahorran muchos pasos diarios a la mujer, en especial si hay niños de corta edad), estará dotada de mobiliario e instrumentos que permitan realizar las tareas culinarias con el menor tiempo posible y la mayor efectividad; estará construida de tal modo y con tales materiales que aseguren su resistencia y faciliten su limpieza, sin llegar por ello a conferirle una fría asepsia de laboratorio; y estará decorada con alegría y vivacidad para que la permanencia en ella sea fuente de satisfacciones.

Los revestimientos más adecuados para el pavimento y las paredes son los baldosines de mayólica o de gres, o bien los higiénicos laminados plásticos, tratados químicamente para que resistan el calor, el fuego y la humedad, y que son fácilmente lavables.
En cuanto al mobiliario, fijo o móvil, está constituido cada vez con mayor tendencia, según el modo americano, por numerosos elementos que pueden ser adquiridos gradualmente, empezando por los esenciales. 

sábado, 3 de septiembre de 2011

El Flujo Vaginal


La vagina de la mujer está formada por un tejido celular cuya biología le permite estar constantemente bajo los efectos de la humedad. En este sentido es semejante a la mucosa que tapiza la cavidad de la boca, humedecida siempre por la salivación.

Las células situadas en la superficie de la pared de la vagina, al morir y ser renovadas por otras células más jóvenes se desprenden y van a parar a la cavidad vaginal.

Ésta, al ser un conducto cerrado por un extremo, recoge y agrupa todas las células descamadas, que se expulsan lentamente al exterior a través de la vulva. Este fluir continuo, siempre en muy escasa cantidad, es lo que médicamente se llama leucorrea, palabra griega que significa fluir-blanco, por ser este su color.

Pero si examinamos al microscopio una muestra de la leucorrea, veremos que se encuentran en ella unas bacterias que rodean e incluso destruyen las células vaginales descamadas. Estas bacterias viven en simbiosis con la mujer, lo que significa que tanto la mujer como las bacterias se favorecen mutuamente en su desarrollo.

Ello es posible gracias a dos mecanismos: por una parte, la mujer proporciona a las bacterias los elementos necesarios para su nutrición (células descamadas); por otra parte, y de aquí el beneficio que. la mujer saca de ellas, estas bacterias, al destruir las células y metabolizarlas, convierten la glucosa contenida en el interior de cada célula en ácido láctico.

Ello hace que el medio vaginal sea ácido, hecho fundamental para la defensa de la mujer contra las contaminaciones de otras bacterias capaces de provocar una infección. En un medio ácido es difícil la vida de los gérmenes patológicos, y por lo tanto la leucorrea constituye una defensa natural que la mujer posee contra las infecciones vaginales.

De todo esto se deduce fácilmente que la higiene del aparato genital externo femenino ha de consistir en aseos superficiales que interesan solamente la vulva, pues un laxado del interior de la vagina, si no es prescrito por el médico, puede acarrear la muerte de las bacterias simbióticas, privándose así la mujer de una defensa natural que le es propia.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El fracaso en la Mujer


La moral burguesa ha puesto en vigor la veneración del éxito y, en consecuencia, el terror al fracaso. En la moral antigua el hombre podía ser vencedor o vencido y en ambos casos era un héroe, pues su dimensión moral y ejemplar no dependía de una situación exterior sino de su comportamiento. Para la moral burguesa lo importante es la evidencia pública de la prosperidad.

Es la opinión de los demás lo que cuenta, es su aclamación lo que nos da la certeza de que no se ha fracasado. Para el fracasado existe algo más terrible que la condena, existe el olvido y el silencio.

Esta adecuación entre finalidad individual y finalidad colectiva ha llegado a considerarse la clave del comportamiento normal y, en consecuencia, del éxito, de modo que la llamada de Erich Fromm para que sea revisado el concepto de normalidad se ha considerado revolucionaria.

Erich Fromm enuncia simplemente que en una sociedad organizada de modo que el sádico pueda ejercer impunemente su sadismo, un hombre normal será un inadaptado. Es, pues, un error grave dar como pauta de normalidad la simple adecuación. Fromm también denuncia el miedo a la libertad, la terrible necesidad que tiene el hombre de sentirse protegido, mandado, obligado a seguir en el redil de la ortodoxia oficial.

Todo ello nos lleva a la conclusión de que la mayoría de los hombres contemporáneos se sienten fracasados cuando se han quedado en el primer peldaño de una ascensión que la sociedad en la cual viven les exige. Y esta situación es vergonzosa porque produce el desprecio de los demás, Cada hombre, cada mujer, pueden fracasar en grados muy distintos y en función del estrato social que les juzga.

Por lo tanto, podemos dudar de los valores absolutos de éxito y fracaso y de su contenido moral, pero no podemos dudar de su existencia. Cuando alguien se siente fracasado, lo es ya, pues su sentimiento es la reacción a la condena de los seres humanos que le rodean.

¿Cuándo se siente fracasada la mujer?

En la sociedad antigua el éxito o el fracaso de una mujer estaban claramente determinados. Una mujer había fracasado al no cumplir con las funciones específicas de su condición de hembra. Una mujer soltera, o una mujer casada y sin hijos, podía considerarse fracasada. Una mujer casada y con hijos podía ser desgraciada, pero nunca fracasada.

martes, 30 de agosto de 2011

Higiene en la Mujer


Sobre la mujer han pesado siempre numerosos tabúes y prejuicios sociales. Durante largo tiempo su papel social ha sido secundario, hasta el punto de llegar a recibir, en ciertas sociedades, un trato parecido al que se daba a los animales.

Si el hombre ha estado supeditado a la evolución de la sociedad en su conjunto, a su cultura y a sus progresos técnicos, la mujer ha sido además sometida por el hombre, que en una u otra forma la apartaba y alejaba de su ambiente.

Es así como se explica que la mujer fuese desterrada, en el momento de dar a luz, a unos lugares llamados panderos que a tal fin se construían alejados de las zonas de vivienda.

Largo tiempo se consideró que la mujer era un ser impuro e indeseable durante el período de la menstruación. Esto ha dado lugar, en el transcurso de la historia, a infinidad de leyendas y prejuicios, los cuales en parte aún perduran entre los sectores más atrasados de la sociedad actual. Por suerte, una equilibrada y objetiva consideración de las particularidades femeninas va ganando terreno rápidamente.

Impulsos Reprimidos en el Amor


Catarsis es palabra de origen griego que significa purificación, y que la farmacopea clásica utilizaba preferentemente en sentido físico. La psicología moderna se ha adueñado del sentido metafórico o espiritual de la palabra, para designar un fenómeno psíquico bien definido: la «purificación» o liberación que experimenta un individuo al desahogarse, mediante una descarga emotiva, de ciertos violentos impulsos subconscientes que, por diversos motivos, han sido reprimidos y pugnan por manifestarse.

Se trataría, por así decirlo, de una válvula de escape del subconsciente. La catarsis así entendida es siempre un fenómeno emotivo, nunca racional o intelectual; en su génesis interviene una multitud de factores,. pero aquí señalaremos tan sólo el que más nos interesa, es decir el proceso psicológico llamado «identificación». En su sentido más general, se dice que un sujeto se «identifica» inconscientemente con cualquier objeto o persona que, por algún motivo, complete su personalidad o la repare una carencia.

Por ejemplo, es muy frecuente la identificación con objetos que simbolizan claramente el poder, la fuerza o el éxito en cualquiera de sus formas; es el caso de esos hombres que, a fuerza de hacer vida sedentaria, son incapaces de correr cien metros sin agitarse, pero se sienten sumamente orgullosos de la velocidad y potencia de sus automóviles, que en este caso constituyen el objeto con el cual inconscientemente compensan su propia debilidad física.

En el aspecto sexual, la identificación tiene gran importancia porque permite al individuo atribuirse virtudes que, en realidad, no son suyas, pero de las que necesita intensamente para mantener su propio equilibrio psíquico. Es el caso de la mujer que se identifica con los gustos, la manera de vestir y peinarse, y, en suma, con la personalidad de alguna célebre estrella cinematográfica; el éxito sexual (verdadero o aparente) de la persona con la cual se identifica, compensa las dudas o temores inconscientes acerca de su propia sexualidad.

Otro aspecto puede presentar el proceso de identificación, aspecto que nos acerca más aún a la catarsis subsiguiente : nos referimos a aquella forma de identificación mediante la cual el sujeto reconoce (o cree reconocer) en otra persona, o bien en una situación públicamente aceptada (como, por ejemplo, la ficción del cine, el teatro o la novela), un determinado conflicto que inconscientemente él mismo padece.

El sujeto, en este caso, puede «revivir» como perteneciente a otra persona ese contraste que no logra resolver en su interior y ni siquiera enfrentar conscientemente. Una intensa participación emotiva hacia ese conflicto «de otros» da lugar, entonces, a la catarsis.

lunes, 29 de agosto de 2011

Traumas de la primera relación sexual


Las primeras relaciones sexuales resultan casi siempre desagradables para ambos miembros de la pareja, a causa de determinados motivos psíquicos y físicos.

Las causas físicas dependen principalmente de las condiciones anatómicas y morfológicas femeninas. La pérdida de la virginidad, llamada también desfloración, se efectúa cuando el anillo himeneal es dilatado por el pene. Esta dilatación es siempre más o menos dolorosa, según el grado de sensibilidad al dolor de cada mujer.

El agrandamiento himeneal producido durante la desfloración no va siempre acompañado por una rotura de himen. Lo común es que esta membrana, de estructura elástica, ceda a la introducción del miembro viril y se dilátenlo suficiente para permitir su paso. Sólo en algunas ocasiones puede romperse, produciéndose, en estos casos, una pequeñísima herida cuya longitud raras veces es superior a un milímetro. El sangramiento no es forzoso, dado que la membrana himeneal está irrigada por vasos sanguíneos de calibre muy pequeño que tras romperse se cierran casi instantáneamente.

Es frecuente observar, durante los días que siguen a la desfloración, cierto aumento del flujo vaginal. Este fenómeno, que dura poco tiempo, es del todo normal: consiste en una reacción fisiológica de la vagina en respuesta a la dilatación del himen.

Los motivos psíquicos intervienen en la apreciación del dolor ocasionado por la desfloración, al igual que en cualquier otro proceso doloroso. El principal factor que aumenta la sensibilidad dolorosa es el miedo, determinado a su vez por el desconocimiento del acto que se está efectuando, debido a la falta de una experiencia anterior.

En la especie humana, y a diferencia de los animales inferiores, el acto sexual dista mucho de ser «un reflejo de la médula espinal»: por el contrario, en él participan el espíritu, la imaginación y la estima, características que le imprimen su peculiar sentido humano. De ahí la importancia de que en él intervengan la comprensión y el consentimiento recíprocos.

Para lograr que el acto sexual se realice con normalidad, libre de tensiones emocionales que lo alteren, es imprescindible el acoplamiento espiritual y físico de la pareja. Si la relación sexual se efectúa sólo desde el punto de vista físico, se distorsiona su sentido humano, convirtiéndose en un acto reflejo y bestial en el que terminara por entrar en juego la competencia entre los dos sexos.

La excitación sexual ha de realizarse no a modo de lucha entre dos rivales, hombre y mujer, sino tratando, cada uno de ellos, de entender todos los fenómenos físicos y emocionales que se dan en el otro miembro de la pareja, para poder así comportarse del modo más correcto y conseguir el fin primordial que persigue la sexualidad, sin el cual es imposible toda armonía espiritual: el logro de la culminación sexual, el orgasmo, en ambos miembros de la pareja a la vez.

sábado, 27 de agosto de 2011

El Desengaño en el Matrimonio


En este punto las cosas, no tiene nada de extraño que, apenas consumado el matrimonio, se produzca el desengaño. Desengaño del que el hombre no se resiente por lo general excesivamente, en parte porque se siente responsable a causa de los reproches (mudos o no) de que le hace objeto la esposa y en parte también porque él, fuera de casa, en el trabajo, con los amigos y con las aventuras ocasionales, vive su vida.

En cambio, para la mujer el golpe es mucho más duro, y las consecuencias mucho más terribles.

Ya hemos dicho que el objetivo de la vida de una mujer educada tradicionalmente es el matrimonio. Fracasado o simplemente en crisis éste, siente que se derrumba el mundo a su alrededor.

Inconscientemente cae en la contradicción de reprochar a su marido el que lleve una vida independiente, que trabaje, que no esté siempre a su lado diciéndole que la ama y que no puede vivir sin ella, y de empujarle al mismo tiempo a prosperar, a subir, cada vez más, para realizarse de este modo a través del consumo, comprando, y para comprar necesita que él gane cada vez más dinero.

Y es que para la mujer no están nada claros los límites que existen entre ella y su familia. Al haber puesto todas sus aspiraciones en el matrimonio, se ha convertido a sí misma en su matrimonio; de ahí que todos sus afanes se reduzcan a la familia y a lo relacionado con el hogar. De ahí también que viva a través del marido y de los hijos y que para éstos su constante presencia llegue a ser ago-biadora, ya que ella no puede dejar de intervenir en cualquiera de los asuntos que les afectan, ni siquiera en lo relacionado con su actividad profesional.

Mientras los hijos son pequeños encuentran en ellos la razón de su existencia, y el afecto de los chiquillos la resarce de alguna manera del vacío en que se encuentra.

Sin embargo, esta compensación de carácter afectivo no és muy duradera. Los hijos crecen, se van haciendo cada vez más independientes y no soportan fácilmente una madre dominante o hiperprotectora.

De este modo, ella se va sintiendo cada vez más sola, más inútil y fracasada. Condenada a un trabajo agotador (el del hogar) que nadie le reconoce como tal y que no tiene ningún aliciente —siempre lo mismo: fregar, lavar, planchar, cocinar—, pierde sus energías en estas pequeñas tareas que no le proporcionan satisfacción alguna y que acaban de sumirla en un mundo aparte, en el que todas las cosas parece que se pongan obstinadamente en contra suya.

¿Y a quién hacer responsable de esta situación ?

La respuesta es clara: a las pequeñas ideas. Ellas son quienes han conducido a la mujer a este estado de cosas. Sin la pequeña idea de que la mujer está hecha solamente para el hogar, muchas mujeres encontrarían satisfacción adecuada a sus necesidades de orden social en un trabajo productivo realizado fuera de casa.

Si se librara de la obsesión de casarse, optaría por el matrimonio sólo en el caso de que estuviera realmente segura de que ha encontrado al compañero adecuado para compartir su vida. Si no pretendiera vivir a través del marido y de los hijos, éstos probablemente la amarían y la respetarían más porque verían que el amor de ella es completamente desinteresado y respetuoso para con sus distintas individuales.

La mujer podrá desarrollarse plenamente sólo cuando, despreciando las pequeñas ideas aprendidas, sea capaz de abrirse camino por sí misma, de acuerdo con su propia manera de pensar y con sus verdaderas inclinaciones.

jueves, 25 de agosto de 2011

Elegancia Femenina en el Poker


Jugar a las cartas es siempre un excelente pretexto para reunirse un grupo de amigas, por la tarde o por la noche. Una tarde libre estará muy bien aprovechada con una «canasta» entre amigas, que tendrán el placer de verse y charlar un rato, pues al tiempo que lucirán los vestidos nuevos, disfrutarán de un pasatiempo agradable.

Si por la tarde se participa en una «canasta» entre amigas con quienes se tiene confianza, no será un gran problema el arreglarse; un vestido corriente de tejido o de punto y una sencilla falda con chaqueta o blusa son más que suficientes. Desde luego, estaría fuera de lugar presentarse vestida muy elegantemente, pues podrían molestarse las otras amigas y la dueña de la casa, ya que ésta, dado el tono íntimo de la reunión, no habrá organizado un té o una merienda.

Es distinto cuando se ha invitado con algunos días de anticipación y a una hora avanzada de la tarde; en este caso se entiende que la dueña de la casa lo ha organizado todo de acuerdo con las reglas y que el número de invitados será superior a los cuatro indispensables para una partida. Probablemente ella habrá pensado, también, en preparar más de una mesa de juego, a fin de que se formen otros grupos de señoras que deseen jugar. También el té estará preparado, según las normas de la etiqueta, con el mejor servicio, con un variado surtido de pastas, dulces y saladas, y con las más bellas servilletas.

Todo muy formal, en suma. Por lo tanto, también deberá ser formal la toilette de los invitados. Serán ade cuados los vestidos elegantes en crespón, cady, lana o seda, según la estación, y los drapeados. También los colores figurarán entre los clásicos, como el acostumbrado negro, el marrón, el avellana, el blanco y otros colores mas a la moda; éstos, naturalmente, para las señoras más jóvenes. La línea del vestido será bastante simple y de corte elegante.

En primavera estará muy adecuado el sastre» (traje de chaqueta) completado por una blusa o un abrigo. En invierno, bajo el abrigo de piel o el paleto, se llevará el clásico «tubo», con mangas o sin ellas, enriquecido con un cinturón especial o con un foulard de seda alrededor del cuello. Las joyas que se luzcan serán poco llamativas pero muy bellas. Deben evitarse totalmente los brazaletes cargados de monedas que al mínimo movimiento tintinean como un millar de campanillas; esto es extremadamente molesto, sobre todo para los jugadores que toman el juego muy en serio y quieren que se guarde el máximo silencio.

Las señoras muy ancianas podrán llevar sombrero, aunque tendrán en cuenta que puede ser un accesorio incómodo si hay que «soportarlo» varias horas en un ambiente cerrado.

La toilette para una invitación nocturna será diferente. En este caso, puesto que la reunión está organizada para después de la cena, se podrán llevar vestidos con una línea más de noche. Serán, pues, adecuados los vestidos en tejido ligero, como el velo (tul) y el chifón. en modelos de líneas no muy flotantes.

Por otra parte se podrán usar tejidos como el cady, el crespón, la lana, la seda y el terciopelo. También con éstos se deberán seguir líneas muy simples, que pueden estar ligerísimamente recamadas de azabache. Deben evitarse los tejidos preciosos, tipo lame o brocado. Después de todo, se trata de una reunión corriente para un poker y no una fiesta. También el peinado y el maquillaje serán muy refinados. Sobre estos vestidos se llevarán pieles elegantes en invierno, y sencillos abrigos negros en verano.

martes, 23 de agosto de 2011

La Idealización del Hombre de la Pareja


¿Cómo soporta el hombre esta idealización? Por una parte no puede evitar sentirse también encantado al apercibirse de que su novia le considera tan maravilloso (léase machó) como nunca había soñado ser.

Por otra parte, estima que no es necesario desencantarla explicándole que es menos maravilloso de lo que ella cree y que, además, sería inútil, porque seguramente no lograría convencerla.

Y ¿cómo es en realidad el hombre? De muchas maneras, como todos los humanos (hombres y mujeres), pero educado de distinta forma. Con menos cuentos, más en contacto con la realidad. Por eso para el hombre el matrimonio no es una meta, un fin en sí mismo, sino una manera de organizar su vida privada de tal modo que pueda dar satisfacción a sus necesidades más inmediatas adaptándose al mismo tiempo a las normas que la sociedad le impone.

Y, sin embargo, simplemente porque para él el matrimonio no lo es todo, parece injusto hacerle reproches. A él no le han educado exclusivamente para marido, y su mundo, aunque en muchos casos bastante reducido también, acostumbra a tener horizontes más amplios que el universo femenino.

domingo, 21 de agosto de 2011

Virginidad en la Mujer


Desde el punto de vista médico existen dos tipos de virginidad: la cervical y la himeneal.

La virginidad cervical consiste en la integridad del orificio del cuello uterino, puerta de entrada de la cavidad del útero. Esta integridad se pierde cuando, en el momento del parto, el cuello del útero da paso al feto. El orine: cervical se dilata de tal forma durante el parto que. tras la expulsión del feto, queda más o menos agrandado. Esta pequeña modificación en la morfología del cuello del útero certifica que en la matriz ha habido ya un embarazo.

La virginidad himeneal es la integridad del himen; como ya sabemos demuestra, en principio, que no ha habido nunca una penetración del pene en la vagina. Pero, a diferencia de la virginidad cervical, en la morfología del himen han de tenerse en cuenta dos posibilidades que pueden cambiar totalmente la certeza de si hubo o no relaciones sexuales. Por una parte es posible encontrar un himen cuya elasticidad tolere la entrada del miembro viril sin rotura alguna' y con una elongación que permita su total restablecimiento tras el coito. Por otra, y contrariamente al caso anterior, pueden observarse hímenes rotos o dilatados sin que haya habido relación sexual previa; la membrana himeneal pudo romperse o elongarse durante los juegos libidinosos infantiles.

Todo ello explica que sea posible afirmar o negar con certeza la existencia de un embarazo anterior (virginidad cervical), mientras que es sumamente difícil saber a ciencia cierta si fueron efectuadas relaciones sexuales con anterioridad (virginidad himeneal).

Hemos visto en párrafos anteriores que, gracias a una elasticidad determinada del himen, es posible conservar la virginidad aun habiendo tenido relaciones sexuales. Se comprende, pues, fácilmente que se puedan dar, en ciertos casos, virginidad y embarazo al mismo tiempo.

Pero existe otro mecanismo por el cual una mujer virgen puede resultar embarazada sin que haya habido penetración en la vagina del miembro viril; esto puede ocurrir si se han practicado relaciones sexuales en las que el hombre haya depositado su semen en la entrada de la vagina. La motilidad propia de los espermatozoides les permite recorrer el canal vaginal hasta alcanzar el útero, pudiendo así fecundarse el óvulo maduro.

Son extraordinariamente variables las diferencias de comportamiento que registra la especie humana en este sentido. La capacidad sexual adquiere en el hombre valores que, por así decirlo, «varían entre cero e infinito».

Esta capacidad sexual no está en relación, como en principio podría suponerse, con los caracteres sexuales secundarios o primarios. Existen varones adultos capaces de pasar largas temporadas (a veces quince o veinte años) sin tener actividad sexual alguna. Contrariamente, se da el caso de hombres capaces de mantener un ritmo de doce catorce o más orgasmos semanales. Dentro de estos límites, todas las variaciones que van de un extremo a otro son posibles.

En la mujer, estas variaciones en la frecuencia de la relación sexual son aún más marcadas, pues no sólo varía el número de relaciones sexuales efectuadas por cada mujer, sino que además es posible, y sucede no raras veces, que en cada relación sexual una mujer experimente varios orgasmos seguidos, incluso quince o veinte orgasmos en el espacio de una hora.

Los estudios efectuados sobre la capacidad sexual de la especie humana muestran que. tanto en el hombre como en la mujer, la frecuencia de actividad sexual de cada individuo es uniforme, y sólo sufre, a través de los años, variaciones tan pequeñas que puede considerarse la capacidad sexual como constante.

Estas pequeñas variaciones que hemos mencionado se deben, sobre todo, a que la capacidad física genital está limitada por la actividad intelectual y física, puesto que un exceso de trabajo en una u otra actividad es capaz de provocar un estado de agotamiento que reste fuerzas al organismo. El agotamiento por excesivo trabajo, al igual que cualquier enfermedad, es capaz de impedir el logro del orgasmo en la relación sexual, pues la capacidad sexual está directamente vinculada a la salud del organismo en su conjunto, ya que pone en juego no sólo el buen estado físico del aparato genital, sino el de todas las partes del organismo.