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sábado, 27 de agosto de 2011

El Desengaño en el Matrimonio


En este punto las cosas, no tiene nada de extraño que, apenas consumado el matrimonio, se produzca el desengaño. Desengaño del que el hombre no se resiente por lo general excesivamente, en parte porque se siente responsable a causa de los reproches (mudos o no) de que le hace objeto la esposa y en parte también porque él, fuera de casa, en el trabajo, con los amigos y con las aventuras ocasionales, vive su vida.

En cambio, para la mujer el golpe es mucho más duro, y las consecuencias mucho más terribles.

Ya hemos dicho que el objetivo de la vida de una mujer educada tradicionalmente es el matrimonio. Fracasado o simplemente en crisis éste, siente que se derrumba el mundo a su alrededor.

Inconscientemente cae en la contradicción de reprochar a su marido el que lleve una vida independiente, que trabaje, que no esté siempre a su lado diciéndole que la ama y que no puede vivir sin ella, y de empujarle al mismo tiempo a prosperar, a subir, cada vez más, para realizarse de este modo a través del consumo, comprando, y para comprar necesita que él gane cada vez más dinero.

Y es que para la mujer no están nada claros los límites que existen entre ella y su familia. Al haber puesto todas sus aspiraciones en el matrimonio, se ha convertido a sí misma en su matrimonio; de ahí que todos sus afanes se reduzcan a la familia y a lo relacionado con el hogar. De ahí también que viva a través del marido y de los hijos y que para éstos su constante presencia llegue a ser ago-biadora, ya que ella no puede dejar de intervenir en cualquiera de los asuntos que les afectan, ni siquiera en lo relacionado con su actividad profesional.

Mientras los hijos son pequeños encuentran en ellos la razón de su existencia, y el afecto de los chiquillos la resarce de alguna manera del vacío en que se encuentra.

Sin embargo, esta compensación de carácter afectivo no és muy duradera. Los hijos crecen, se van haciendo cada vez más independientes y no soportan fácilmente una madre dominante o hiperprotectora.

De este modo, ella se va sintiendo cada vez más sola, más inútil y fracasada. Condenada a un trabajo agotador (el del hogar) que nadie le reconoce como tal y que no tiene ningún aliciente —siempre lo mismo: fregar, lavar, planchar, cocinar—, pierde sus energías en estas pequeñas tareas que no le proporcionan satisfacción alguna y que acaban de sumirla en un mundo aparte, en el que todas las cosas parece que se pongan obstinadamente en contra suya.

¿Y a quién hacer responsable de esta situación ?

La respuesta es clara: a las pequeñas ideas. Ellas son quienes han conducido a la mujer a este estado de cosas. Sin la pequeña idea de que la mujer está hecha solamente para el hogar, muchas mujeres encontrarían satisfacción adecuada a sus necesidades de orden social en un trabajo productivo realizado fuera de casa.

Si se librara de la obsesión de casarse, optaría por el matrimonio sólo en el caso de que estuviera realmente segura de que ha encontrado al compañero adecuado para compartir su vida. Si no pretendiera vivir a través del marido y de los hijos, éstos probablemente la amarían y la respetarían más porque verían que el amor de ella es completamente desinteresado y respetuoso para con sus distintas individuales.

La mujer podrá desarrollarse plenamente sólo cuando, despreciando las pequeñas ideas aprendidas, sea capaz de abrirse camino por sí misma, de acuerdo con su propia manera de pensar y con sus verdaderas inclinaciones.

viernes, 8 de abril de 2011

Crisis de Matrimonio


La fórmula para superar las crisis matrimoniales residen en que los esposos logren establecer la igualdad en el cumplimiento de las tareas hogareñas.

De acuerdo con una investigación realizada por la trabajadora social israelí Claire Rabin: "La sabiduría consiste en encontrar buenos motivos para seguir casados". El marido y la esposa deben dividirse las tareas hogareñas, aseguró la investigadora.

Un estudio que se centró en la Universidad norteamericana de Seattle y continuó en la inglesa de Cambridge alcanzando a 150 parejas, comprobó que las mujeres interrogadas se mostraron menos felices que sus maridos por sentir que su relación no es honesta y mucho menos igualitaria.

Para Rabin la igualdad no es "mitad y mitad", sino la expresión de una gran amistad, de respeto en las elecciones del otro, aunque no aporte pa-ramantenerelhogar. "En síntesis —dice la experta—, que nadie se sienta utilizado por el otro."

lunes, 28 de febrero de 2011

Mitos y realidades sobre el Matrimonio


¿Se siente un poco decepcionada con su matrimonio? Puede suceder que en el camino de la verdadera felicidad se estén interponiendo algunos mitos, según sugiere un experto.
Estos son algunos de los aspectos más comunes y la verdad que subyace detrás de ellos, según los analiza el psicólogo ruce Baldwin, autor del libro "Mejorando juntos".

Mito: Nuestro matrimonio mejoraría, sólo si el otro cambiara.
Realidad: Para mejorar un matrimonio, ambos cónyuges tienen que cambiar. Comience trabajando sobre sus propios defectos y tratando de cambiar su conducta. Su pareja responderá a ese "nuevo yo" suyo.

Mito: El amor lo puede todo.
Realidad: No es tan así. En las primeras etapas del romance, es fácil amar. Pero cuando se inmiscuyen los problemas de la vida real, el amor lleva esfuerzo, adaptación, comunicación y cambio.
Hay que tratar de adaptarse a las necesidades del otro.

Mito: Si realmente fuéramos el uno para el otro, nunca estaríamos en desacuerdo.
Realidad: Es sano y normal que dos personas estén en desacuerdo. Pero cuando discutan, no usen palabras fuertes.

Mito: Nuestros hijos nos impiden ser felices.
Realidad: Los niños complican un matrimonio, pero no lo arruinan. Para mantener fuerte el matrimonio, hágase tiempo para pasar solo con su pareja.

Mito: Nuestro matrimonio está destinado a fracasar porque somos muy diferentes.
Realidad: Las personas siempre son diferentes, lo que importa es cómo se manejan esas diferencias. Esté dispuesto a hacer concesiones.

Mito: Nuestro matrimonio sería más feliz si tuviéramos más dinero.
Realidad: La felicidad no cuesta un centavo. Muchos multimillonarios están infelizmente casados. Si no puede disfrutar de la vida sin dinero extra, no podrá disfrutarla con él.

Mito: Nos irá bien si pasamos más tiempo juntos.
Realidad: Lo importante es cómo pasan ese tiempo compartido. El hablar sólo de trabajo, cuentas y los niños, no ayudará a que su matrimonio funcione. Cuando estén juntos, relájese y haga algo que ambos disfruten.

Mito: Si tenemos una buena relación sexual, todo lo demás irá bien.
Realidad: No es real. El sexo aislado no resolverá los problemas. Asegúrese de mostrar a su pareja genuinos gestos de cariño. Tómele la mano, háganse mimos en el sofá. Demuéstrele lo que realmente le importa.