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viernes, 13 de enero de 2012

El encanto masculino


Es mucho lo que los hombres pueden hacer para proyectar una imagen animada y jovial. Las líneas de belleza están orientándose cada vez más hacia el mercado masculino respondiendo a las crecientes demandas de un sector que fue olvidado por mucho tiempo.

Gracias a esta nueva tendencia los rituales de belleza masculinos ya no se limitan a la ducha y al afeitado: hoy se puede hacer mucho más.

- Para el baño reemplace el típico jabón de tocador perfumado, por un gel espumante para ducha que dejará su piel más suave - si usted pensaba que una piel rugosa y seca era sinónimo de virilidad empiece a reconsiderar este supuesto-.

- Si su rostro se ve ajado y opaco pruebe aplicarse un tónico refrescante sin alcohol, no sólo después de afeitarse. También limpie su piel con él durante el día: borrará instantáneamente los efectos del cansancio.

- Cuando sus ojos estén irritados, coloqúese compresas frías de té de manzanilla en sus párpados mientras permanece recostado escuchando una música relajante. Diez minutos bastan para recuperar el brillo de la mirada y ahuyentar la fatiga ocular.

- ¿Las arrugas se están haciendo demasiado evidentes? No se consuele pensando qué el hombre cuanto más maduro, más atractivo. Cómprese una emulsión revitalizante antiarrugas para colocarse después del afeitado. También existen cremas nutritivas y emulsiones hidratantes especiales para pieles masculinas.

- Al afeitarse elija espumas de buena calidad que prevengan irritaciones.

- Tenga en cuenta que la forma como huele también es un signo de juventud y vitalidad. A veces cambie su perfume importado por una fragancia fresca y deportiva. Lo hará sentirse más animado.

- Antes de irse a dormir masajee sus pies con una pomada refrescante.

- Una vez por semana vaya al sauna o baño turco, es un ritual maravilloso para la piel y la relajación.

- Si odia los deportes, no se prive de una buena caminata diaria. Elija una zona con árboles o adopte la buena costumbre de dar un par de vueltas a la manzana después de comer para bajar la comida. Se Irá a dormir menos pesado y se despertará verdaderamente bien.

- Si tiene canas olvídese de los matizadores marrones y oscuros que son una antigüedad. Acepte la nueva tonalidad de su cabello y deje que el efecto rejuvenecedor lo proporcione un corte bien actual realizado por manos profesionales. Si el pelo gris lo deprime consulte con el peluquero sobre alguna tintura natural que no le arruine el cabello.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mujeres solteras


El tiempo de vivir sin pareja

Tanto para las solteras como para las divorciadas, el tiempo que se pasa sin pareja no debe tomarse como una etapa triste, depresiva o de ansiosa espera de iniciar una nueva relación.

La soltería es el tiempo ideal para compartir y disfrutar con nosotras mismas, conocernos y llevar a cabo proyectos que no podemos hacer o nos son más difíciles cuando tenemos pareja. Por ejemplo, estar sola es el mejor momento para entablar nuevas relaciones de amistad o camaradería, viajar, salir o quedarse en casa cuando se quiera sin tener que dar explicaciones, disfrutar más de los amigos, cambiar de casa o anotarse para hacer al fin la actividad siempre postergada.

Desde el punto de vista de la propia personalidad, estar sin pareja permite desarrollar la independencia y autosuficiencia, lo que ayudará a un aumento de la autoestima. Sin embargo, para poder disfrutar y aprovechar esta etapa es recomendable planificar los tiempos de ocio y libres de obligaciones.

Así sea con otros o en soledad, programar una comida especial, agendar ver una película en televisión o decidir terminar de leer el libro o el trabajo manual empezado evitará los huecos y en ellos el pensamiento erróneo de que sólo estando en pareja uno puede sentirse bien.

A veces cueste un poco aceptar esta situación, pero con el tiempo se comienza a valorar este estado y todas las experiencias diferentes que aporta.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Amor Cortés


El amor cortésamor que se nutre de palabras y se nutre de deseos que ya se sabe que no han de ser satisfechos— tiene su lugar adecuado en las reuniones mundanas, en donde se habla, se juega y se baila.

En el amor cortés el papel de la mujer era simplemente existir como ejemplo de belleza y de virtud: en cambio, en la moda del galanteo amoroso que tiene su auge en los salones barrocos, la dama ha perdido su altivez y puede ser conquistada, seducida.

El enamorado tiene que aguzar todo su ingenio para dar a conocer su amor con lentitud y habilidad, a fin de que la mujer amada no lo rechace sino que se vea envuelta en la pasión amorosa, y, cuando quiera apelar a su propia virtud, descubra que ella misma es un fiel reflejo de la pasión del enamorado.

La lentitud del galanteo, condición indispensable para que se convierta en un arte, depende, claro está, de la resistencia que la mujer oponga a dejarse seducir, por su consciente y deliberada virtud, o por el arte del coqueteo.

La inocencia, la virtud y el coqueteo dan un matiz específico a la actividad galante del seductor. La inocencia de la mujer es la que ofrece, sin duda alguna, mayores posibilidades, y exige mayor habilidad.

Las reacciones de una mujer inocente son imprevisibles; su ignorancia de lo que realmente quiere lograr el seductor hacen que su actitud pase de la audacia al miedo sin razón aparente, y de aquí que, a los ojos de un hombre sin demasiada pericia, el comportamiento de una coqueta y de una muchacha inocente no ofrezca ninguna diferencia.

El experto, en cambio, sabe distinguir una coqueta de una muchacha candorosa y así no cae en las redes de una seductora redomada que se finge inocente.

No hay que confundir la coqueta con la casquivana. La coqueta es consciente de su arte y su propósito es mantener la dependencia del galanteador sin concederle nunca nada, es decir, sin permitirle llegar al logro de sus deseos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Comunión sexual en la pareja


Van de Velde denominaba la unión procreativa «comunión sexual», subrayando con ello la necesidad de que tanto el hombre como la mujer obtengan con este acto una satisfacción recíproca.

Su límite, superado por los estudios fundamentales del sexólogo alemán Oswald Colle, a partir de las experiencias de laboratorio realizadas por Masters y Johnson, consistía en juzgar que esta fusión psicofisica era posible al aplicar el esquema estímulo-reacción.

Olvidando que la habilidad técnica, aunque sea necesaria, no resuelve los problemas de la pareja, tanto por el hecho de que las técnicas eróticas más elaboradas programan racionalmente acontecimientos futuros que a menudo dependen de emociones y tensiones de los instintos, como porque las situaciones humanas, en su variabilidad e innumerabilidad, no pueden ser resueltas simplemente por el concepto según el cual una serie de estímulos eróticos otorgan necesariamente adecuada satisfacción a la pareja.

Edward F. Griffíth confirma la necesidad de una adecuada adaptación psicológica de la pareja, puesto que sólo con el mutuo análisis, el recuerdo del propio pasado, de las propias experiencias negativas y de las propias frustraciones en las diversas épocas de la vida, se evitará la reaparición de aquellos obstáculos que parecen superados cuando únicamente han sido reprimidos.

La pareja unida de un modo positivo es, por lo tanto, la matriz de futuras parejas destinadas a ser felices.

viernes, 21 de octubre de 2011

El Egoismo en la pareja


Estas posibilidades, investigadas en laboratorio por Johnson y Masters, revelan la necesidad de que las parejas aprendan a conocerse gradualmente y recuerden los complejos vínculos existentes entre amor y sexualidad.

Ello implica, como han podido observar las modernas escuelas analíticas, la superación de la fase infantil en la que la satisfacción es un hecho egocéntrico. El individuo adulto debe saber que la unión de dos personas comprende la consecución del más elevado grado de madurez; por lo tanto, el egoísmo entendido como satisfacción limitada a los propios sentidos es un infantilismo con peligrosas repercusiones en la vida cotidiana.

Por su parte, el altruismo no debe ser entendido como pasiva sumisión a la voluntad ajena, como docilidad renunciadora, sino como la búsqueda, entre los dos, de la felicidad conyugal, recordando que los eventuales obstáculos pueden ser superados fácilmente siempre y cuando no sean dramatizados. Al hablar de un caso de desadaptación de una pareja, Oswald Colle afirma textualmente: «Toda pareja necesita un cierto período de adaptación hasta que los deseos sexuales y los hábitos de cada uno hayan alcanzado una confianza capaz de satisfacer a ambos.»

Este período de adaptación no depende tanto de la adquisición de técnicas eróticas refinadas como de la necesidad de conocerse y satisfacerse. Esta superación de la fase narcisística vuelve a ser expresada perfectamente por Colle: «Amar es algo más que sentir el placer del propio cuerpo; es el hecho de volverse hacia el "tú", significa que dos personas se convierten en un "nosotros" y que, en realidad, éstas se entregan y se aceptan totalmente y no sólo en el aspecto sexual

En estas afirmaciones cabe reconocer el espíritu de Wilhelm Reich, quien consideraba el acto sexual como una suprema fusión de la pareja con el Universo. Hoy está demostrado científicamente que el acto sexual implica y abarca toda la esfera psicofisica, por lo que, muy lejos de ser un momento negativo en el ámbito de la vida del hombre, es un momento de libre creatividad, un juego dichoso y una resolución de tensiones.

Si todo esto no sucede en el primer encuentro, cosa que es normalísima, conviene que los cónyuges discutan libremente esta cuestión, que traten de comprenderse y de abandonar remotos tabúes, y que, gradualmente y una vez superada toda reserva egoísta, se unan realmente tanto en lo psíquico como en lo físico.

lunes, 17 de octubre de 2011

Comunicación sexual en la pareja


Transformar las críticas en pedidos

La sexualidad es la parte más íntima y privada de su personalidad, y usted no será capaz de revelar sus deseos no satisfechos si no está seguro de que su pareja no se enojará, criticará o ignorará.

Este ejercicio está diseñado para transformar sus comentarios críticos en manifestaciones positivas.

Consejos: Detrás de todo requerimiento sexual hay un deseo escondido. Usted debe determinar cuál es el deseo oculto en su crítica, y de esta forma sabrá manifestar lo que quiere, en términos específicos y positivos. Aquí hay algunos ejemplos. El primero es para mujeres, el segundo para hombres.

Crítica: "Lo único que te interesa es el sexo"

Deseo oculto: "Quiero que seas más afectivo"

Manifestación positiva del deseo:
"Me gusta que me seduzcas todo el día y no sólo en el mismo y exacto momento en que se te despertaron las ganas de hacer el amor".
Crítica: "Nunca me das el gusto de tomar la iniciativa en el sexo" Deseo oculto: "Me gustaría que te demostraras más interesada en hacer el amor"

Manifestación positiva del deseo:
"Realmente me gusta cuando me hacen el amor a mí. Eso me hace sentir más amado y deseado". Haga el mismo ejercicio con tres cosas que le gustaría mejorar en la forma de hacer el amor de su pareja. Recuerde: la comunicación efectiva no garantiza el acatamiento.

martes, 11 de octubre de 2011

Hablar de sexo con la pareja


Contrariamente a la creencia popular, hablar de sexo no destruye la magia sino que hace que la magia siga viva. Muchos estudios refuerzan la idea de que la comunicación es un ingrediente esencial en una relación sexual satisfactoria.

Por ejemplo, en una investigación realizada entre 2000 mujeres, aquellas que se sentían cómodas al hablar de sus necesidades sexuales reportaban sexo más frecuente y pleno que las mujeres que se sentían inhibidas verbalmente.

El 81 por ciento de las mujeres que se sentían bien al hablar sobre sexo eran siempre o frecuentemente orgásmicas, en oposición al 63 por ciento de aquellas que se sentían incómodas al expresar sus deseos. Aquí le ofrecemos una guía de ejercicios que podrán ayudar a la pareja a encarar sus miedos de expresarse.

Este ejercicio ayudará a mejorar la comunicación en la pareja y pensar sobre las áreas en las que existen problemas. Chequee los puntos que son verdaderos. Yo debería...

- Hablar de mis necesidades más específicamente.

- Hablar sobre sexo con mayor frecuencia.

- Escuchar más cuidadosamente lo que mi pareja tiene que decir.

- Hacerle más preguntas a mi pareja sobre sus necesidades y deseos.

- Ser capaz de cumplir los deseos de mi pareja

Si nota que su pareja está haciendo un esfuerzo para comunicarse positivamente o expresar sus necesidades sexuales, no olvide demostrarle su apreciación.

martes, 30 de agosto de 2011

Impulsos Reprimidos en el Amor


Catarsis es palabra de origen griego que significa purificación, y que la farmacopea clásica utilizaba preferentemente en sentido físico. La psicología moderna se ha adueñado del sentido metafórico o espiritual de la palabra, para designar un fenómeno psíquico bien definido: la «purificación» o liberación que experimenta un individuo al desahogarse, mediante una descarga emotiva, de ciertos violentos impulsos subconscientes que, por diversos motivos, han sido reprimidos y pugnan por manifestarse.

Se trataría, por así decirlo, de una válvula de escape del subconsciente. La catarsis así entendida es siempre un fenómeno emotivo, nunca racional o intelectual; en su génesis interviene una multitud de factores,. pero aquí señalaremos tan sólo el que más nos interesa, es decir el proceso psicológico llamado «identificación». En su sentido más general, se dice que un sujeto se «identifica» inconscientemente con cualquier objeto o persona que, por algún motivo, complete su personalidad o la repare una carencia.

Por ejemplo, es muy frecuente la identificación con objetos que simbolizan claramente el poder, la fuerza o el éxito en cualquiera de sus formas; es el caso de esos hombres que, a fuerza de hacer vida sedentaria, son incapaces de correr cien metros sin agitarse, pero se sienten sumamente orgullosos de la velocidad y potencia de sus automóviles, que en este caso constituyen el objeto con el cual inconscientemente compensan su propia debilidad física.

En el aspecto sexual, la identificación tiene gran importancia porque permite al individuo atribuirse virtudes que, en realidad, no son suyas, pero de las que necesita intensamente para mantener su propio equilibrio psíquico. Es el caso de la mujer que se identifica con los gustos, la manera de vestir y peinarse, y, en suma, con la personalidad de alguna célebre estrella cinematográfica; el éxito sexual (verdadero o aparente) de la persona con la cual se identifica, compensa las dudas o temores inconscientes acerca de su propia sexualidad.

Otro aspecto puede presentar el proceso de identificación, aspecto que nos acerca más aún a la catarsis subsiguiente : nos referimos a aquella forma de identificación mediante la cual el sujeto reconoce (o cree reconocer) en otra persona, o bien en una situación públicamente aceptada (como, por ejemplo, la ficción del cine, el teatro o la novela), un determinado conflicto que inconscientemente él mismo padece.

El sujeto, en este caso, puede «revivir» como perteneciente a otra persona ese contraste que no logra resolver en su interior y ni siquiera enfrentar conscientemente. Una intensa participación emotiva hacia ese conflicto «de otros» da lugar, entonces, a la catarsis.

sábado, 27 de agosto de 2011

El Desengaño en el Matrimonio


En este punto las cosas, no tiene nada de extraño que, apenas consumado el matrimonio, se produzca el desengaño. Desengaño del que el hombre no se resiente por lo general excesivamente, en parte porque se siente responsable a causa de los reproches (mudos o no) de que le hace objeto la esposa y en parte también porque él, fuera de casa, en el trabajo, con los amigos y con las aventuras ocasionales, vive su vida.

En cambio, para la mujer el golpe es mucho más duro, y las consecuencias mucho más terribles.

Ya hemos dicho que el objetivo de la vida de una mujer educada tradicionalmente es el matrimonio. Fracasado o simplemente en crisis éste, siente que se derrumba el mundo a su alrededor.

Inconscientemente cae en la contradicción de reprochar a su marido el que lleve una vida independiente, que trabaje, que no esté siempre a su lado diciéndole que la ama y que no puede vivir sin ella, y de empujarle al mismo tiempo a prosperar, a subir, cada vez más, para realizarse de este modo a través del consumo, comprando, y para comprar necesita que él gane cada vez más dinero.

Y es que para la mujer no están nada claros los límites que existen entre ella y su familia. Al haber puesto todas sus aspiraciones en el matrimonio, se ha convertido a sí misma en su matrimonio; de ahí que todos sus afanes se reduzcan a la familia y a lo relacionado con el hogar. De ahí también que viva a través del marido y de los hijos y que para éstos su constante presencia llegue a ser ago-biadora, ya que ella no puede dejar de intervenir en cualquiera de los asuntos que les afectan, ni siquiera en lo relacionado con su actividad profesional.

Mientras los hijos son pequeños encuentran en ellos la razón de su existencia, y el afecto de los chiquillos la resarce de alguna manera del vacío en que se encuentra.

Sin embargo, esta compensación de carácter afectivo no és muy duradera. Los hijos crecen, se van haciendo cada vez más independientes y no soportan fácilmente una madre dominante o hiperprotectora.

De este modo, ella se va sintiendo cada vez más sola, más inútil y fracasada. Condenada a un trabajo agotador (el del hogar) que nadie le reconoce como tal y que no tiene ningún aliciente —siempre lo mismo: fregar, lavar, planchar, cocinar—, pierde sus energías en estas pequeñas tareas que no le proporcionan satisfacción alguna y que acaban de sumirla en un mundo aparte, en el que todas las cosas parece que se pongan obstinadamente en contra suya.

¿Y a quién hacer responsable de esta situación ?

La respuesta es clara: a las pequeñas ideas. Ellas son quienes han conducido a la mujer a este estado de cosas. Sin la pequeña idea de que la mujer está hecha solamente para el hogar, muchas mujeres encontrarían satisfacción adecuada a sus necesidades de orden social en un trabajo productivo realizado fuera de casa.

Si se librara de la obsesión de casarse, optaría por el matrimonio sólo en el caso de que estuviera realmente segura de que ha encontrado al compañero adecuado para compartir su vida. Si no pretendiera vivir a través del marido y de los hijos, éstos probablemente la amarían y la respetarían más porque verían que el amor de ella es completamente desinteresado y respetuoso para con sus distintas individuales.

La mujer podrá desarrollarse plenamente sólo cuando, despreciando las pequeñas ideas aprendidas, sea capaz de abrirse camino por sí misma, de acuerdo con su propia manera de pensar y con sus verdaderas inclinaciones.

martes, 23 de agosto de 2011

La Idealización del Hombre de la Pareja


¿Cómo soporta el hombre esta idealización? Por una parte no puede evitar sentirse también encantado al apercibirse de que su novia le considera tan maravilloso (léase machó) como nunca había soñado ser.

Por otra parte, estima que no es necesario desencantarla explicándole que es menos maravilloso de lo que ella cree y que, además, sería inútil, porque seguramente no lograría convencerla.

Y ¿cómo es en realidad el hombre? De muchas maneras, como todos los humanos (hombres y mujeres), pero educado de distinta forma. Con menos cuentos, más en contacto con la realidad. Por eso para el hombre el matrimonio no es una meta, un fin en sí mismo, sino una manera de organizar su vida privada de tal modo que pueda dar satisfacción a sus necesidades más inmediatas adaptándose al mismo tiempo a las normas que la sociedad le impone.

Y, sin embargo, simplemente porque para él el matrimonio no lo es todo, parece injusto hacerle reproches. A él no le han educado exclusivamente para marido, y su mundo, aunque en muchos casos bastante reducido también, acostumbra a tener horizontes más amplios que el universo femenino.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Diferencias en la Pareja


¿Y cómo superar estas diferencias? Pues bien. Ante todo es necesario tener presente que, aparte de la diferencia de caracteres —diferencia que puede ser más o menos acusada según los casos—, existe una diferencia educacional de la que ni hombres ni mujeres son responsables directamente, y que sólo pueden remediar, por una parte, siendo conscientes de ella, y, por otra, mediante un esfuerzo de comprensión mutua y de verdadero cariño.

No hay que impacientarse en ningún caso. Como parece ser que «el predicar con el ejemplo» suele dar buenos resultados, lo mejor es que la mujer, dosificándolas y sin hacerse pesada, insista en sus atenciones y demostraciones de cariño para con el marido de manera que éste, insensiblemente, se vaya acostumbrando a ellas y acabe por corresponder.

Los reproches, las quejas, los dramas y los llantos no hacen más que agravar la situación, pues el marido considera «que no hay para tanto» y se siente vagamente culpable, lo que no contribuye a mejorar la situación sino a empeorarla, porque el sentimiento de culpa le hace reaccionar con violencia y, de esta manera, las relaciones se van haciendo cada vez más tirantes.

Quede claro, por tanto, que lo que hay que hacer es mostrarse comprensivo en todo momento y aprovechar con inteligencia las ocasiones favorables, y saber abandonar la partida cuando las circunstancias lo requieran. En definitiva: el viejo «tira y afloja».

De todos modos, es necesario hacer notar que la actitud del hombre obedece también a otras causas (el trabajo productivo, el tener que enfrentarse con las incidencias a menudo nada gratas de la «lucha por la vida», etc.) y que, por tanto, no es posible que un matrimonio pueda vivir en perpetuo idilio, encerrados ambos esposos en una torre de marfil, sin contacto con el mundo exterior.

Asimismo debe la mujer tener presente que si ella dejara el hogar para trabajar también fuera de Enlacecasa, sus horizontes se ampliarían, disminuiría su necesidad, a veces enfermiza, de afecto, y, por tanto, disminuirían también sus exigencias, y que, al enfrentarse con problemas parecidos a los que afectan a su marido, tendría más cosas en común con él y reinaría entre ambos este compañerismo que sólo es posible hallar entre personas que sienten las mismas inquietudes y que comparten afectos e intereses.

Vemos, por tanto, que si bien suele ser cierto que los hombres se comportan muchas veces de manera egoísta y poco considerada, es igualmente cierto que el universo femenino es demasiado cerrado, y que el hombre puede fácilmente ahogarse en él. Por eso a la mujer le incumbe también esforzarse por estar en contacto con el mundo; saber lo que ocurre, leer, interesarse por la actividad profesional del marido, etc., y también, y esto sería la solución más eficaz, ejercer, aunque sólo fuera durante unas horas, una actividad que la satisficiera fuera de casa, de manera que se relacionara diariamente con otras personas, con lo cual el marido no sería su única posibilidad de incidir en el mundo, ni se vería obligado a llenar, él sólo, el vacío afectivo que, por lo general, se va creando alrededor de la mayoría de las amas de casa.

viernes, 29 de julio de 2011

Síntomas de excitación sexual


Cómo distinguir los síntomas

Como hecho básico debemos saber que en los casos de auténtica excitación sexual, estos síntomas -taquicardia, sudoración, tensión muscular, etc.-

Se instalan cuando el hombre está en la cama con la persona amada y no se confunden con los síntomas propios de la excitación (ansiedad) que aparece antes de ir a la cama. En los eyaculadores precoces, el comienzo de estos síntomas es brusco; en quienes están excitados sexualmente sin ansiedad, en cambio, el comienzo es habitualmente creciente y estas personas sólo llegan a su apogeo en el momento del orgasmo.

Es fundamental aclarar que las personas con eyaculación precoz y con estos síntomas, producto de la fantasía anticipatoria y del fracaso, deben prestar especial atención a la aparición de taquicardia, sudoración, etcétera, y no confundir su ansiedad con excitación sexual.

En caso de duda o cuando se está seguro de que los síntomas son producto de la ansiedad, es aconsejable detener la acción sexual, disfrutar más de la mirada y de las caricias (por ejemplo, a través de un masaje no sexual), que seguir en una situación que, a causa de su confusión, impedirá el control de la eyaculación.

Por otra parte, sus compañeras deben saber también cuál es el propósito de frenar la crisis ansiosa, de modo de poder colaborar y garantizar así que el coito vaginal se efectúe con más seguridad.

jueves, 21 de julio de 2011

El Lenguaje del Amor


Cada uno de nosotros utiliza para comunicarse sexualmente con los demás todo un lenguaje de palabras, miradas, signos y gestos que revelan lo que sentimos, deseamos y rechazamos. Esos códigos varían de una cultura a otra y de una persona a otra.

El lenguaje amoroso usado dentro de las situaciones sexuales es variado. De manera que las caricias en los pechos y en el pene hacen a la riqueza de la comunicación. Nuestros cuerpos son como mapas.

En él existen, como en una lámina de estudio, varias flechas que marcan sobre su cartografía las zonas erógenas culturalmente reconocidas. No son puntos arbitrarios: coinciden con lugares de gran concentración de terminaciones nerviosas, cuya inervación les concede una especial sensibilidad por lo que pueden responder a una estimulación adecuada. La punta de los pezones y el clítoris en la anatomía femenina, y el pene y aun las tetillas en la masculina entran en esta clasificación.

Pero, ¿toda estimulación de los pechos femeninos es placentera? A veces no. Una diferencia de milímetros, una presión excesiva o la falta de ganas de recibirla modifican la respuesta. Cada uno debe realizar el descubrimiento necesario sobre el "mapa" de su compañero o compañera. Una auténtica travesía para enriquecer la sensibilidad.

Por otra parte, hay que recordar que no todos los días se alcanzan las mismas sensaciones. Ni se obtienen por vía rutinaria o encuentros sin imaginación. Quizás el pelo, la nuca, los pies, los brazos y todo el resto de la superficie corporal estén a la espera de ser visitados.

Toda nuestra piel es como un guante que nos cubre y ella es nuestro gran órgano sexual. Cuando existe confianza y comunicación en la pareja, las posibilidades de placer aumentan. Es importante que leas un libro de Alex Comfort: "La alegría del sexo". Te ayudará en tu vida sexual presente y futura.

sábado, 9 de julio de 2011

Racismo y Religión en el Amor


Con respecto a las barreras raciales existen diversos grados de rigor; es más tolerable la unión de un blanco con una lejana mujer china o japonesa (la raza blanca siente, pese a su superioridad técnica, un cierto respeto por la cultura secular y el exótico «misterio» de la raza amarilla) que el matrimonio realizado entre blancos ynegros.

El problema racial, con su carga de tipo social y político, puede llegar a ser un cáncer nacional que obnubila la mente y empuja a tomar partido no sólo a los núcleos familiares a los que pertenece la pareja, directamente afectados, sino también a los círculos periféricos componentes de sus respectivos estratos sociales.

Son más repudiables, para una mentalidad racista, los lazos conyugales contraídos por una mujer blanca y un hombre de color que a la inversa (a no ser que el marido sea un fabuloso príncipe oriental, especie ya muy escasa y cuyos tres o cuatro últimos representantes están demasiado ocupados en sus caballos de carreras y en sus «romances» con estrellas de cine, para pensar en realizar una unión duradera y estable). Los colonizadores blancos conquistaron a las mujeres indígenas, considerándolo un privilegio de su raza. Pero ¡ay del hombre de color que osó mirar a una mujer blanca!

Y. sin embargo, paradójicamente, en el caso concreto Id problema racial norteamericano, la posibilidad de un matrimonio entre una mujer blanca y un hombre negro nene más viabilidad que el caso contrario, ya que también entre los discriminados negros norteamericanos la mujer sufre una doble alienación: como negra y como mujer.

¿Por qué? Porque, por regla general, el acceso a la Uni-versidad —punto de contacto humano entre la juventud, por ende, favorable a la atracción amorosa— es más fácil para el hombre negro que para su compañera de color

Por su parte las barreras religiosas —exceptuando desusados fanatismos— también tienden a desaparecer. Todas las denominaciones cristianas reconocen en sus legislaciones la realidad del matrimonio mixto, tanto entre cristianos de confesión distinta como entre una persona cristiana y una persona de otro credo o agnóstica.

Pero el problema se plantea cuando los dos contrayentes son sinceros creyentes de su religión y desean transmitir a sus hijos sus respectivas creencias. Aquí, realmente, ya no se trata de barreras exteriores, sino de convicciones íntimas que afectan a la convivencia marital y a la educación de los hijos, poniendo en peligro el precioso don de la libertad personal de los cónyuges.

Pero será, precisamente, la auténtica vivencia de su respectiva fe la que puede ayudar a estos esposos, ya que la autenticidad y sinceridad de sus creencias es un valor humano en sí mismo, que probablemente ayudará a comprender y respetar las creencias —o el agnosticismo— del otro consorte.

jueves, 7 de julio de 2011

Problemas internos de Pareja


Podría decirse que existen dos clases «tipo» de desajuste matrimonial: la desavenencia íntima, que suele ser menos evidente pero mucho más peligrosa, y el choque que es producto de las presiones ejercidas sobre el matrimonio por circunstancias ajenas a la intimidad de la pareja.

El choque íntimo se debe a las presiones que en la relación conyugal se ejercen de dentro a fuera, aun cuando a veces, por mor de las conveniencias sociales, nada de ello vislumbran los extraños.

Los distintos niveles de cultura, la desarmonía sexual, las alteraciones temperamentales, pero principalmente las diferencias de educación y de mentalidad, podrían ser especificaciones de estos conflictos latentes, dificilísimos de extirpar, ya que el germen de desunión —y, por tanto, el germen de desafección y decepción— se oculta en lo más íntimo de la pareja y afecta a la respectiva personalidad y libertad de los cónyuges.

Asimismo existe el choque matrimonial producto de la presión que el mundo circundante, externo al matrimonio en sí, ejerce sobre la pareja, actuando con su rechazo o su reprobación sobre el comportamiento íntimo de los cónyuges.

Las diferencias de raza, de religión e incluso de nacionalidad o clanes políticos adversos, son un ejemplo claro de cómo el mundo exterior puede crear —y de hecho crea— antagonismos difícilmente salvables, a no ser que los consortes posean una gran dosis de fuerza moral, un profundo amor y una perfecta identidad de fines y propósitos.

Las desigualdades de tipo íntimo (menos visibles, pero más intensas e insalvables, aunque los cónyuges pertenezcan a un mismo estrato social y económico, si no existe entre ellos armonía sexual e identidad cultural) llevan a la desunión matrimonial, aunque no se exteriorice.

Por el contrario, las desigualdades de tipo externo, mucho más espectaculares, significan unas barreras dificilísimas de romper al comienzo de la relación amorosa, pero salvado el primer momento (tal experiencia sólo pueden permitírsela personalidades muy formadas y maduras), estas mismas presiones, no menos que el desgarramiento que cada cónyuge ha tenido que sufrir para vencer ancestrales prejuicios, se convierten en fuente de auténtico amor y compenetración.

Por otra parte, estas barreras pueden llegar a desaparecer por sí solas (las debidas a nacionalismos xenófobos, por ejemplo) y la marcha de la humanidad tiende a levantarlas o a convertirlas en fácilmente franqueables.

viernes, 1 de julio de 2011

Desigualdades y rupturas de Matrimonio


LAS DESIGUALDADES CONYUGALES
El matrimonio es un «estado» y un continuo proyecto a realizar conjuntamente por dos seres humanos de diferente sexo. En la pareja humana que se ama de verdad no puede ocurrir como entre los animales.

Éstos, en determinado momento dan y reciben corporalmente para después seguir cada uno su camino, sin volver a encontrarse jamás, excepto en algunas especies en las que el macho y la hembra conviven un tiempo juntos para cuidar a sus crías.

No. La pareja humana está formada por dos seres que, además de estar unidos sexualmente, tienen por delante un camino que recorrer. Un camino que recorrerán juntos y durante el cual, juntos, irán creando vida y amor. Es una entrega sin reservas, es un darse para siempre: este camino es la gran aventura de los cónyuges, ya que su mutua entrega compromete hasta la médula la realidad íntima de cada uno de ellos.

Todo hombre o mujer perteneciente a nuestra moderna civilización siente, al unirse a su pareja, el deseo y la ambición de alcanzar juntos un porvenir común. Sean cuales fueren sus creencias, la pareja humana que se une para formar un hogar realiza un acto volitivo de continuidad y de permanencia.

MATRIMONIOS ROTOS
Desgraciadamente, son muchos los casos en los que estos deseos resultan fallidos y la pareja rompe su unión con los consiguientes traumas sentimentales, familiares y sociales. Sin necesidad de grandes y extraordinarios dramas, el cotidiano acontecer de la vida se encarga, en numerosas ocasiones, de reducir a la nada aquel impulso sagrado que empujó un día a un hombre y a una mujer a hacerse mutua entrega de sí mismos.

Las causas que pueden acabar con un matrimonio son innumerables e incalificables, ya que un mismo hecho puede ser motivo de desavenencia en una pareja, mientras puede significar un auténtico lazo de unión para otra (como ocurre, por ejemplo, con los problemas o graves disgustos causados por los hijos, o con la obtención de un brillante nivel económico).

Pero es indudable que el germen de un matrimonio fallido se encuentra siempre en la inadecuada elección de la pareja. Se realizan matrimonios cuya desigualdad entre ambos cónyuges es tan notoria que, con grandes probabilidades de acierto, se puede predecir que dicho matrimonio está abocado al fracaso.

lunes, 27 de junio de 2011

Sexualidad - Diferencias entre hombres y mujeres


Ya sabemos que no solamente las hormona deciden cuál será la reacción sexual de hombres y mujeres en materia amatoria. En el libro titulado "El erotismo", un afamado sociólogo italiano llamado Francesco Alberoni intenta explicar estas distancias conductuales entre los dos sexos a la hora del amor.

El especialista analiza las diferentes formas de concebir el erotismo para hombres y mujeres: ellos se excitan con los cuerpos desnudos y en acción. Imaginan a las mujeres como seres poseídos por el sexo, desesperadas por arrojarse sobre ellos para amarlos.

Las piensan como con los mismos impulsos que los propios hombres. "La pornografía masculina elimina la resistencia femenina, la necesidad del galanteo, la súplica femenina de amor", dice Alberoni. Como explicamos anteriormente, cuando el hombre eyacula y su deseo decae abruptamente, es común que a los pocos segundos quiera estar vestido y en otro lado. Si bien esto tiene sus matices, este tema suele afectar a las mujeres: ellas viven esta conducta como rechazo y desinterés, y esto no es así, ya que es el organismo quien produce esta actitud en los hombres.

Ahora bien, la pregunta es cómo conciben ellas el erotismo. Alberoni dice que hay cuestiones culturales que las relegan a un segundo plano: el de la pasividad. Es por ello que deben estar a la expectativa de que los hombres se acerquen para seducirlas. Sin embargo, las tendencias liberadoras de los últimos años han logrado revertir parcialmente esta situación, aunque esta costumbre social aún es muy poderosa y condicionante.

En lo social podemos hallar más de una diferencia entre varones y mujeres:

La mujer necesita una continuidad sexual, a diferencia del hombre que se caracteriza por lo discontinuo. Ellas desean ser amadas y gustadas de manera permanente y duradera. Los hombres, en cambio, experimentan emociones distintas, que no los obligan a mantener estas relaciones continuas con las mujeres.

Esto también se explica ciesde lo fisiológico. Para ellas, muchas veces la relación sexual es sólo un medio para lograr la atracción afectiva. En cambio, para ellos puede significar el fin en sí mismo. La mujer busca amor, continuidad y placer (traducido en las caricias), mientras que el hombre sólo parece preocuparse por satisfacerse sexualmente (busca la penetración).

• Ellos se sienten atraídos por las formas, por la belleza y por el encanto. A ellas, en cambio, n les atrae tanto lo externo como lo interior. Milán Kundera decía que "Las mujeres no buscan a los hombres hermosos. Las mujeres buscan a los hombres que han tenido mujeres hermosas".

lunes, 20 de junio de 2011

Como mejorar el sexo en la pareja


Para la mujer el sentido más importante es el tacto. En la relación sexual a ella le interesa dónde, cómo y con qué intensidad la tocan para conseguir su excitación. La mujer no estará preparada para recibir y triplicar la energía sexual, ya que las regiones primarias estarán no congestionadas (no están henas de sangre, como es necesario en estos momentos.

Para que se cumpla este requisito, primero se deberán estimular los puntos sensibles secundarios (detrás del cuello, de las orejas, la espalda, la cara interna de los brazos y casi toda la piel, depende de cada mujer) para ir preparando las otras zonas, que son las realmente importantes.

Por ello, cuando el hombre comienza el juego sexual estimulando los pezones o el clítoris, la mujer se bloquea, y esto hace que la curva de excitación de la que hablábamos (la lubricación) se haga mucho más lenta. Para el varón, en cambio, el sentido más importante es el visual. De ahí la importancia de los filmes eróticos, los espejos, las luces y la lencería erótica, que no es tan fundamental para la mujer como para el hombre.

El gran problema desde el punto de vista cultural es que el hombre cree que la mujer se excita de la misma forma que él. Así, el varón lleva a su casa videos pornográficos para que ella se excite, logrando el efecto contrario al buscado.

El cree que ella se desespera por ser penetrada todo el tiempo, mientras que lo que ella quiere es jugar, ser acariciada y mimada. Si el hombre logra entender que la mujer siente distinto, seguramente se acortarán muchas de las distancias que separan a los sexos.

En cuanto a los hombres, ocurre algo similar: muchas de ellas creen que siempre debe ser el macho quien inicie sexual-mente los juegos, y quien deba estimularla. De hecho, a todos los hombres les gusta que ellas también actúen y tengan un rol más protagónico en la relación sexual. Es más, ellos también necesitan que los exciten para lograr una buena erección.

Tanto en las mujeres como en los varones, el deseo sexual está regulado por una hormona, que es la testoste-rona. En los varones el deseo es más continuo que en las mujeres, que poseen un deseo más cíclico. En ellas, el período pre y post menstrual inmediato aumenta su predisposición sexual.

Según diversas teorías, esto se debe al brusco descenso de la progesterona, que es la hormona que inhibe el deseo sexual. Al descender, la mujer aumenta su deseo amatorio. Otros especialistas explican este fenómeno diciendo que es un pico de testosterona en la mitad del ciclo, que tarda unas dos semanas en actuar, el que produce el aumento del deseo antes y después de la menstruación.

Además, el deseo sexual femenino está más ligado con lo cultural. Por ello, se dice que el ambiente y la necesidad de compromiso de la mujer influye en su deseo amatorio.

viernes, 17 de junio de 2011

Diferencias entre hombres y mujeres en el Sexo


Desde afuera, parece difícil entender qué es lo que motiva las profundas diferencias de comportamiento y de actitudes tanto en hombres como mujeres en materia de sexo. Sin embargo, estas distancias que todos vemos como complejas son un tema corriente para los profesionales especializados en el tema.

Para acercarnos a una explicación de esta problemática, consultamos al doctor Martín Ruiz, médico sexólogo especializado en disfunciones sexuales en el Beth Israel Hospital de Nueva York, Estados Unidos. El doctor Ruiz sostiene que las diferencias entre as respuestas sexuales del varón y la mujer pueden ser explicadas, ya sea desde un punto de vista fisiológico, o bien desde el terreno cultural.

Respecto de lo fisiológico, podemos decir que los tiempos de excitación del hombre y de la mujer son totalmente opuestos. El varón tiene una excitación muy rápida, que corresponde a la erección, mientras que la mujer tarda mucho más en excitarse: necesita un tiempo especial para conseguir la lubricación que la lleve al mismo nivel de excitación que el hombre.

Esta diferencia de tiempos es absolutamente normal y es la que justifica que, a diferencia de los hombres, las mujeres necesiten del llamado juego previo antes de llegar a la penetración.

Lo ideal, entonces, es que el momento del coito se produzca cuando ambos amantes hayan llegado a este punto máximo de excitación. Aquí podemos ver la primera gran diferencia entre los dos sexos, que suele derivar en las disfunciones amatorias: ellos quieren la penetración apenas logran la erección, lo cual hará que encuentren a la mujer en el inicio del período de excitación.

El hombre está sumamente estimulado, mientras que ella recién inicia a "ponerse en clima" en la relación. Si el varón no respeta esta necesidad femenina de los juegos sexuales previos, muy posiblemente el encuentro sexual se vea frustrado. Como vemos, este tipo de desfases están relacionados con el diferente "timing" de cada uno de los amantes.

¿Cómo podemos solucionar este problema?
"Simplemente, conociendo la respuesta del otro integrante de la pareja. Dialogando y comunicándose con el amante podremos resolver este problema con facilidad.", sostiene el doctor Ruiz.

martes, 31 de mayo de 2011

Parejas Estables


Usted y su pareja nacieron el uno para el otro? La felicidad puede depender de que hayan nacido como primer, segundo o tercer hijo en la familia, según un experto.

El orden en el que dos personas llegan al mundo tiene una gran influencia sobre cómo funcionarán sus relaciones, explica el doctor Kevin Leman, psicólogo que se dedicó a estudiar el orden de nacimiento y su relación con la personalidad durante casi 20 años. Por eso es un experto en revelar las características de las personas con el mismo orden de nacimiento (ambos primogénitos, o segundos hijos, por ejemplo).

Por ejemplo, el matrimonio entre Bruce Willis y Demi Moo-re podría terminar en desastre, predice el doctor Leman, porque ambos son primogénitos, lo que significa que ambos querrán llevar los pantalones en la familiay chocarán a menudo. "No es una buena apuesta", declara el psicólogo.

Los que comparten el mismo orden de nacimiento, tienen rasgos de personalidad similares y eso no es bueno para el matrimonio, afirma el Dr. Leman, autor de "¿Nacieron el uno para el otro? Guía para las relaciones según el orden de nacimiento."

Los matrimonios funcionan mejor cuando la debilidad de un
cónyuge en determinado aspecto complementa la fuerza del otro en ese mismo aspecto.

Estas son las características generales de cada lugar de orden, según este experto.

PRIMOGENITOS: confiables, organizados, críticos, minuciosos y de carácter fuerte.

HIJOS "DELMEDIO": amistosos, leales y buenos negociadores

HIJOS MENORES: afectuosos, amantes de la diversión, tolerantes e impulsivos.

Las coincidencias, según lo descubierto por Leman, son las que pueden hacer de un matrimonio una experiencia placentera. Por eso recomienda observar el orden de nacimiento de los cónyuges.

Esto es lo que dice el Dr. Leman sobre un matrimonio de famosos, según el orden de nacimiento de los cónyuges:

"El matrimonio de Joanne Woodward y Paul Newman ha durado 34 años. Aunque Joanne tiene un hermano mayor, ella tiene muchas de las características de una primogénita, por ser la primera mujer. Newman, por otra parte, es el típico hijo menor. Le gusta el riesgo, como correr carreras automovilísticas. Woodward provee la cuota de confiabilidad y organización para mantener sus vidas ordenadas", finaliza Leman.