Estos abrigos, aptos para la ciudad en épocas muy frías, son especialmente útiles para quienes practican deportes de invierno, pues son muy cálidos e, incluso. «poco delicados», y gustan más, precisamente, cuando han adquirido el aspecto de una prenda «usada».
En la categoría de los abrigos, entendidos como «indumentaria» invernal, pueden integrarse los diversos tipos de chaquetas y capas. En consideración a la costumbre femenina de vestir pantalones, las chaquetas y las capas son muy útiles para un guardarropa de invierno y resultan mucho más indicadas que los abrigos para llevarlas con pantalones.
Las chaquetas, generalmente, son de una longitud aproximada de tres cuartos, cruzadas, con cuello solapa bastante grande, pocas hendiduras en el lado postenor del paño y ligeramente apoyadas en la cintura. Los tejidos más utilizados son el paño, que puede ser de muchísimos colores, el pelo de camello y el locien. Para las chaquetas, así como para las capas, se recurre, también, al uso del forro de pieles. Dado que la chaqueta es una prenda un poco amplia, a causa de su limitada longitud se recomienda el empleo de pieles de pelo liso, como el ocelote, la yegua, etcétera, que al ser menos gruesas, no engordan la figura.
Los tejidos más indicados para la capa deportiva son el paño, el loden. el caséntino y el tweed. En cuanto a la forma, la capa no admite muchas variaciones; puede ser sumamente amplia, de rueda entera, o bien de media rueda; podrá tener un pequeño cuello rígido, o un auténtico cuello al que vaya unida la capucha, y se abrochará por delante o en la espalda. Si se lleva con pantalones deberá quedar por encima de la rodilla.