La pareja cerrada y atomizada del período feudal va dando paso a otra, en la que -con ciertas contradicciones- se le concede a la joven el derecho de participar en la construcción de su destino. En este período, el cuerpo de la mujer ya no es algo tan misterioso y oscuro; ella comienza a ser definida en función del órgano que le da sentido: el útero.
Para muchos historiadores, la modernidad se inicia en el Renacimiento (siglos XV y XVI), época en que ideologías de libertad, individualidad creadora, incursiones cabalísticas y alquímicas preanuncian y promueven nuevas representaciones. El hombre camina hacia la autonomía de conciencia y ejerce el libre albedrío alentado por la experimentación científica. Este periodo se caracteriza por el despliegue de un conocimiento humanista de la naturaleza en búsqueda de verdades terrenales. Sin contar que todo el marco cultural aparece trastrocado por los nuevos aires que traen los estudios copernicanos.
El hombre moderno ancla sus ideales sobre la base de que el mundo es perfectible y dominable. El rasgo más marcado de este proceso es la necesidad de "renovación": los hombres aspiran a ser individuos. Se encuentran sumidos en una forma de experiencia vital que les propone aventuras, transformaciones, crecimientos y, al mismo tiempo, amenaza con destruirlos.
Esta es la modernidad que no tiene fronteras ni ideologías, y une y desune a la humanidad en un proceso de cinco siglos que, según algunos historiadores, continuaría hasta el día de hoy.
¿Cómo es la vida moderna que enmarca a la pareja? Se alimenta de varias fuentes: descubrimientos importantes de las ciencias; industrialización en la producción; aparición de nuevas formas de poder jurídico y de la lucha de clases; transformaciones demográficas; sistemas masivos de comunicación; estructuración de los estados en forma cada vez más poderosa y aparición del mercado capitalista.
La vida moderna cotidiana es un verdadero torbellino. Los hombres se convierten en héroes diarios de un mundo que ofrece multitud de nuevas experiencias, imposibles de clasificar. En este capítulo nos extendemos un poco más allá de los límites cronológicos del Renacimiento, para referirnos al período que transcurre entre los siglos XV y XVIII, aproximadamente.
Momento en el que, en forma gradual, se define una nueva forma de preservar, vivir y concebir la vida privada, que afecta la construcción del mundo de la pareja. Los cambios son paulatinos. De la pareja cerrada y atomizada del período feudal, se comienza a edificar un modelo relacionado con el mundo exterior, que se basa en la "fundación de la familia."
Para muchos historiadores, la modernidad se inicia en el Renacimiento (siglos XV y XVI), época en que ideologías de libertad, individualidad creadora, incursiones cabalísticas y alquímicas preanuncian y promueven nuevas representaciones. El hombre camina hacia la autonomía de conciencia y ejerce el libre albedrío alentado por la experimentación científica. Este periodo se caracteriza por el despliegue de un conocimiento humanista de la naturaleza en búsqueda de verdades terrenales. Sin contar que todo el marco cultural aparece trastrocado por los nuevos aires que traen los estudios copernicanos.
El hombre moderno ancla sus ideales sobre la base de que el mundo es perfectible y dominable. El rasgo más marcado de este proceso es la necesidad de "renovación": los hombres aspiran a ser individuos. Se encuentran sumidos en una forma de experiencia vital que les propone aventuras, transformaciones, crecimientos y, al mismo tiempo, amenaza con destruirlos.
Esta es la modernidad que no tiene fronteras ni ideologías, y une y desune a la humanidad en un proceso de cinco siglos que, según algunos historiadores, continuaría hasta el día de hoy.
¿Cómo es la vida moderna que enmarca a la pareja? Se alimenta de varias fuentes: descubrimientos importantes de las ciencias; industrialización en la producción; aparición de nuevas formas de poder jurídico y de la lucha de clases; transformaciones demográficas; sistemas masivos de comunicación; estructuración de los estados en forma cada vez más poderosa y aparición del mercado capitalista.
La vida moderna cotidiana es un verdadero torbellino. Los hombres se convierten en héroes diarios de un mundo que ofrece multitud de nuevas experiencias, imposibles de clasificar. En este capítulo nos extendemos un poco más allá de los límites cronológicos del Renacimiento, para referirnos al período que transcurre entre los siglos XV y XVIII, aproximadamente.
Momento en el que, en forma gradual, se define una nueva forma de preservar, vivir y concebir la vida privada, que afecta la construcción del mundo de la pareja. Los cambios son paulatinos. De la pareja cerrada y atomizada del período feudal, se comienza a edificar un modelo relacionado con el mundo exterior, que se basa en la "fundación de la familia."
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