En busca de la intimidad
"El amoblamiento interior de las casas apareció con el amoblamiento interior de las mentes" G. Lukacs.
La idea de confort no es precisamente medieval sino una concepción moderna. El hombre-individuo comienza a reclamar sus propios espacios. El confort es mucho más que la búsqueda de bienestar físico; es el contexto para una vida interior que se va vislumbrando.
Las casas comienzan a ser más grandes y mejor construidas, aunque persiste la falta de comodidad física. La piedra sustituye a la madera; el vidrio se abarata y se empieza a usar en las ventanas en lugar de papel engrasado. La chimenea (original del siglo XI) se hace popular y casi todos los espacios tienen una.
El alumbrado sigue siendo deficiente hasta que, en el siglo XIX, aparece la iluminación a gas. Las habitaciones están llenas de cosas pero no amuebladas. Con respecto a la costumbre de bañarse, se produce una regresión. En el medioevo había baños públicos que habían degenerado en bur-deles y por eso se los había proscripto. Por otra parte, el agua es un problema ya que. con el crecimiento de las grandes ciudades, se contaminan los pozos medievales: la gente recurre entonces a las fuentes públicas. Es muy difícil llevar agua a las casas y la vieja costumbre de bañarse se va perdiendo.
Un lugar privado
En la casa burguesa, la comida no se hace en el hogar central sino que ya existe una habitación preparada para estos fines. La sociedad es de por sí maloliente, por eso aislan la cocina, aunque alguna gente sigue durmiendo en la sala o en camas rebatibles, empieza a aparecer la "chambre" (el futuro dormitorio'. Hay, además, otros cuartos co-:on éste: el guardarropas y la despensa, por ejemplo, y a menudo se duerme en ellos.
En general, en estas casas vive más de una familia. Los pisos altos se alquilan , pero no cuentan con "salle ni con cocina". Por lo que se prepara la comida en el dormitorio y la vida de la familia se desarrolla en una sola habitación. Se separan amos y criados, lo cual demuestra un deseo de mayor intimidad. Mucha gente ya no vive y trabaja en un mismo edificio: la casa pasa a ser una residencia y se convierte para algunos en lugar privado. El proceso es lento; sin embargo, la intimidad conseguida es un logro.
"El amoblamiento interior de las casas apareció con el amoblamiento interior de las mentes" G. Lukacs.
La idea de confort no es precisamente medieval sino una concepción moderna. El hombre-individuo comienza a reclamar sus propios espacios. El confort es mucho más que la búsqueda de bienestar físico; es el contexto para una vida interior que se va vislumbrando.
Las casas comienzan a ser más grandes y mejor construidas, aunque persiste la falta de comodidad física. La piedra sustituye a la madera; el vidrio se abarata y se empieza a usar en las ventanas en lugar de papel engrasado. La chimenea (original del siglo XI) se hace popular y casi todos los espacios tienen una.
El alumbrado sigue siendo deficiente hasta que, en el siglo XIX, aparece la iluminación a gas. Las habitaciones están llenas de cosas pero no amuebladas. Con respecto a la costumbre de bañarse, se produce una regresión. En el medioevo había baños públicos que habían degenerado en bur-deles y por eso se los había proscripto. Por otra parte, el agua es un problema ya que. con el crecimiento de las grandes ciudades, se contaminan los pozos medievales: la gente recurre entonces a las fuentes públicas. Es muy difícil llevar agua a las casas y la vieja costumbre de bañarse se va perdiendo.
Un lugar privado
En la casa burguesa, la comida no se hace en el hogar central sino que ya existe una habitación preparada para estos fines. La sociedad es de por sí maloliente, por eso aislan la cocina, aunque alguna gente sigue durmiendo en la sala o en camas rebatibles, empieza a aparecer la "chambre" (el futuro dormitorio'. Hay, además, otros cuartos co-:on éste: el guardarropas y la despensa, por ejemplo, y a menudo se duerme en ellos.
En general, en estas casas vive más de una familia. Los pisos altos se alquilan , pero no cuentan con "salle ni con cocina". Por lo que se prepara la comida en el dormitorio y la vida de la familia se desarrolla en una sola habitación. Se separan amos y criados, lo cual demuestra un deseo de mayor intimidad. Mucha gente ya no vive y trabaja en un mismo edificio: la casa pasa a ser una residencia y se convierte para algunos en lugar privado. El proceso es lento; sin embargo, la intimidad conseguida es un logro.