Para la belleza de la Mujer

La belleza de sus piernas no sólo encierra uno de los grandes atractivos de la mujer. También son reflejo de sus problemas de salud y ciertos trastornos anímicos.

Tendríamos que cambiar como primera medida de actitud, podemos prevenir las várices, modificando si es necesario nuestros hábitos de vida y haciendo lo que hay que hacer en el momento oportuno.
Las várices son dilataciones de las venas superficiales que suelen aparecer en las piernas y con menor frecuencia en otras partes del cuerpo. Se producen por la debilidad de la pared de la vena o alteraciones de la estructura y las funciones de las válvulas venosas.

¿Cuántas personas las tienen? Las várices son un problema muy frecuente que llega a afectar aproximadamente a un 20% de las personas adultas. Aparecen con más frecuencia en aquellos que permanecen de pie durante largos períodos del día, sin caminar. Otras personas que son consideradas de alto riesgo son las obesas.

¿Como se pueden reconocer los síntomas?
Los síntomas de las várices en sí, son muy concretos y se reconocen con mucha facilidad. Se suelen apreciar desde el exterior, a simple vista, en mayor o menor grado. Depende en gran medida del grosor y del color de la piel. Cuanto más fina y más blanca es la piel más se nota.
Hay una razón por la cual existe la creencia de que hay mayor incidencia de esta enfermedad en las mujeres. Esto es debido a los períodos de gestación (embarazo) debido a la menor movilidad y a la compresión que produce el feto en las venas del abdomen.

¿Es verdad que son propiedad exclusiva de las mujeres? Las várices afectan a ambos sexos.
Por mucho que les pese a los hombres, también pueden padecerlas. Pero puntualicemos: es muy cierto que se da con más frecuencia entre la población femenina.

Tratamiento para las Várices

Tratarlas a tiempo es fundamental

Una cosa está clara: una vez que las várices han aparecido nunca van a retroceder por sí solas. Al contrario, tenderán a aumentar y multiplicarse. Al principio puede ser sólo la imagen lo que está en juego, pero si avanzan mucho puede ser la propia salud. Es que las várices pueden tener complicaciones importantes.

Pigmentación: aparición de manchas oscuras en la piel.

Ulceras cutáneas varicosas: úlceras en la piel producidas por las várices que aparecen sobre todo en los tobillos.
Cuando la sangre circula lentamente el tejido de alrededor tiende a ponerse fibroso, esta fibrosis hace que la piel pierda su vitalidad y que, por un pequeño golpe o de forma espontánea, aparezcan estas úlceras en ellas.

Varicoflebitis: cuando la sangre fluye lentamente, los glóbulos rojos tienden a unirse formando un conglomerado, que produce una inflamación en las paredes de la várice. Si no se la trata a tiempo puede provocar una embolia pulmonar.

Hipertensión venosa: la dilatación de las venas provoca un exceso de presión, lo que hace que las paredes se afinen y puedan romperse con facilidad y comenzar a sangrar (varicorragia). No hay ningún medicamento capaz de eliminar las várices.

Los hay que mejoran y facilitan la circulación sanguínea, pero no curan la dilatación venosa en sí y, además, en todo caso agravarían la situación, ya que lo que hacen es facilitar la bajada de la sangre por las arterias y sería mucho mayor la cantidad que tendría que retornar por las venas.

Durante el día aprovecharemos cualquier momento para colocar las piernas elevadas y hacemos movimientos de flexión y extensión de los pies. Aplicaciones de agua fría: chorro de agua fría, subiendo por los pies y dejando que caiga agua por encima de las rodillas. Respiraciones profundas: El efecto aspirante de las inspiraciones profundas favorece también la circulación.

Cualquier ejercicio físico que nos provoque una activación de la respiración, será beneficioso para mantener a raya las várices. Evite la obesidad y el estreñimiento crónicos.
No acerque sus piernas a fuentes de calor. No use ligas ni ningún tipo de medias que le opriman la pierna. También es bueno que use un calzado cómodo.

Evite permanecer de pie y sin andar durante períodos prolongados. No apoye todo el peso del cuerpo en una sola pierna.

Prevenir varices

¿Cómo se pueden prevenir las várices?

Depilación a la cera. Como norma general, se deben evitar los ambientes demasiado calurosos, los baños prolongados con agua a alta temperatura y la depilación con cera muy caliente. Esto no quiere decir que una mujer con várices o tendencia a tenerlas deba evitar este método depilatorio, porque no se hace todos los días, y siempre cabe la posibilidad de utilizar una cera menos caliente.

También es muy beneficioso descansar con las piernas en alto y realizar gimnasia con los pies y los tobillos, manteniendo las piernas elevadas y, sobre todo, usar medias elásticas. Esta es probablemente la mejor medida preventiva que existe hoy, y ya no son tan feas: las fabrican finas y en varios colores.

Diagnóstico. En cualquier caso, ante la más mínima sospecha de padecer trastornos circulatorios, la paciente debe consultar con un especialista cuál es el tratamiento más idóneo. Actualmente en el diagnóstico se utilizan métodos que no son agresivos, como los ultrasonidos.

Varices piernas

¿Cómo se pueden prevenir las várices?

Sin ser un serio problema, los trastornos circulatorios en las piernas preocupan a la mujer; resultan molestos y antiestéticos.

Una vena sobresaliente, sensación de cansancio o de pesadez, calambres nocturnos, o la presencia de cierta coloración más oscura en algunas zonas de las piernas, son síntomas que pueden alertar sobre un posible problema de la circulación de retorno o venosa, como las várices, trastorno que afecta a un mayor número de mujeres que de hombres.

Herencia. Uno de los más importantes factores de riesgo es tener antecedentes familiares de várices. También intervienen en su desarrollo el sedentarismo. trabajar todo el tiempo de pie o sentado, y la gestación, ya que cuando el útero aumenta de tamaño, presiona las venas de la pelvis y entorpece el retorno de la sangre hacia el corazón.

Prevención. Aquellas mujeres que tienen algún trastorno varicoso deben caminar a diario, por ejemplo, 20 a 30 minutos, aunque no se puede dar una pauta común para todo el mundo. Las embarazadas deberían dedicar más tiempo al ejercicio.