No hay nada peor que padecer un dolor de muelas en plenas vacaciones. Mucha gente ha decidido suspender sus días de descanso y los de toda su familia, atenderse de urgencia en algún odontólogo no incluido en su cobertura social o la medicina prepaga y volver al sitio de origen entre alaridos de dolor.
Para que eso no suceda con ninguno de los miembros de su familia, es necesario cumplir con los siguientes pasos:
1) Concurrir con tiempo al dentista a fin de hacer una consulta preventiva. De ese modo si es necesaria una cura no interferirá con el momento de la partida.
2) Hacerse revisar expresamente los dientes cubiertos con coronas. Por el simple hecho de estar colocadas sobre la pieza, las coronas pueden ocultar restos de comida y formar caries.
3) Hacer controlar las prótesis, tanto parciales como completas. Los dos tipos suelen desajustarse y provocar pequeños accidentes.
4) Llevar un botiquín o pequeña caja con los instrumentos de higiene bucal. Los cepillos de dientes de toda la familia deben estar convenientemente individualizados y separados en bolsitas, preferentemente de tela para facilitar su secado.
Se debe llevar suficiente pasta dental como para no llevarse una sorpresa en mitad de las vacaciones, así como hilo dental de seda, estimuladores interdentales manuales o automáticos, irrigadores de agua, sustancias específicas para limpieza y pegado de prótesis y todo lo que en cada caso recomiende el odontólogo.
Es necesario consultar con éste los tipos de cepillos dentales a utilizar. Además de los comunes, que pueden adquirirse en el comercio, existen otros especiales.
También hay que tener en cuenta los alimentos que producen caries, por lo que a su ingesta le debe seguir un enérgico lavado. Es necesario controlar el consumo de alfajores, bombones, helados, bananas, tortas, facturas, pochoclo o garrapiñadas —altamente peligros para la salud dental—, aunque no es necesario preocuparse por la leche, los vegetales de hoja, los huevos, las bebidas sin azúcar, los pescados, las carnes, los quesos y la pizza en cualquiera de sus variedades.
De todas maneras, lo fundamental sigue siendo la higiene bucal y una prevención adecuada antes que pensar en comer.
Para que eso no suceda con ninguno de los miembros de su familia, es necesario cumplir con los siguientes pasos:
1) Concurrir con tiempo al dentista a fin de hacer una consulta preventiva. De ese modo si es necesaria una cura no interferirá con el momento de la partida.
2) Hacerse revisar expresamente los dientes cubiertos con coronas. Por el simple hecho de estar colocadas sobre la pieza, las coronas pueden ocultar restos de comida y formar caries.
3) Hacer controlar las prótesis, tanto parciales como completas. Los dos tipos suelen desajustarse y provocar pequeños accidentes.
4) Llevar un botiquín o pequeña caja con los instrumentos de higiene bucal. Los cepillos de dientes de toda la familia deben estar convenientemente individualizados y separados en bolsitas, preferentemente de tela para facilitar su secado.
Se debe llevar suficiente pasta dental como para no llevarse una sorpresa en mitad de las vacaciones, así como hilo dental de seda, estimuladores interdentales manuales o automáticos, irrigadores de agua, sustancias específicas para limpieza y pegado de prótesis y todo lo que en cada caso recomiende el odontólogo.
Es necesario consultar con éste los tipos de cepillos dentales a utilizar. Además de los comunes, que pueden adquirirse en el comercio, existen otros especiales.
También hay que tener en cuenta los alimentos que producen caries, por lo que a su ingesta le debe seguir un enérgico lavado. Es necesario controlar el consumo de alfajores, bombones, helados, bananas, tortas, facturas, pochoclo o garrapiñadas —altamente peligros para la salud dental—, aunque no es necesario preocuparse por la leche, los vegetales de hoja, los huevos, las bebidas sin azúcar, los pescados, las carnes, los quesos y la pizza en cualquiera de sus variedades.
De todas maneras, lo fundamental sigue siendo la higiene bucal y una prevención adecuada antes que pensar en comer.