Dieta: Si se toma en cuenta la alimentación que tiene la mayoría de las personas, comiendo al mediodía a las apuradas o el típico sandwich en la oficina, no está de más insistir en que las cuatro comidas principales deben incluir pan integral, un yogur o dos vasos de leche, queso, carnes o pescado, toda la variedad de frutas y verduras de estación, legumbres y cereales. Estos aportes aseguran la fortaleza ósea y previenen enfermedades.
Actividad física: El deporte, la gimnasia o los ejercicios aeróbicos —caminar, correr, andar en bicicleta o natación— mantienen flexibles las articulaciones y estimulan la asimilación del calcio en los huesos. Debe practicarse algún tipo de actividad física a toda edad y con mayor motivo después de los 50 años para prevenir una enfermedad que trataremos más adelante: la osteoporosis.
Obesidad: El aumento de peso significa una exigencia extra para el esqueleto. La sobrecarga que registran los huesos de los obesos llega a ser la causa de malformaciones, desviaciones de columna o lesiones vertebrales.
La importancia del sol: No sólo los niños necesitan de los rayos solares para crecer, también los adultos necesitan de la vitamina D que proporcionan a diario las radiaciones del sol. Es saludable caminar unos minutos al aire libre, todos los días, aun en invierno, con el cuerpo abrigado.
Las buenas posturas: La corrección de malas posturas del cuerpo no sólo es importante para la estética de la figura, también tiene su efecto en la prevención de desviaciones de la columna vertebral. Al caminar se debe permanecer bien derecho, lo mismo al estar sentado estudiando o trabajando, sin curvaturas de espalda. Durante la noche se debe dormir con un colchón de tensión justa, ni tan duro como para que acalambre, ni tan blando como para que la espalda se doble. En este último caso una solución puede ser colocar una tabla debajo del mismo. Y la almohada, cuanto más baja mejor.
Entre los males más comunes del esqueleto se encuentran las desviaciones de columna. Este verdadero eje de todo el organismo soporta la mayor parte de todo el peso corporal y sufre directamente los errores de las malas posturas. La más común es la escoliosis, que desvía la columna hacia un costado y la mejor forma de detectarla es observar de frente la espalda: si la altura de los dos hombros o las dos caderas no es la misma probablemente se deba a este trastorno. Otras veces una de las piernas es más corta y provoca la desviación lateralizada.
La lordosis es la desviación que curva más pronunciadamente la columna a la altura de la cintura.
Actividad física: El deporte, la gimnasia o los ejercicios aeróbicos —caminar, correr, andar en bicicleta o natación— mantienen flexibles las articulaciones y estimulan la asimilación del calcio en los huesos. Debe practicarse algún tipo de actividad física a toda edad y con mayor motivo después de los 50 años para prevenir una enfermedad que trataremos más adelante: la osteoporosis.
Obesidad: El aumento de peso significa una exigencia extra para el esqueleto. La sobrecarga que registran los huesos de los obesos llega a ser la causa de malformaciones, desviaciones de columna o lesiones vertebrales.
La importancia del sol: No sólo los niños necesitan de los rayos solares para crecer, también los adultos necesitan de la vitamina D que proporcionan a diario las radiaciones del sol. Es saludable caminar unos minutos al aire libre, todos los días, aun en invierno, con el cuerpo abrigado.
Las buenas posturas: La corrección de malas posturas del cuerpo no sólo es importante para la estética de la figura, también tiene su efecto en la prevención de desviaciones de la columna vertebral. Al caminar se debe permanecer bien derecho, lo mismo al estar sentado estudiando o trabajando, sin curvaturas de espalda. Durante la noche se debe dormir con un colchón de tensión justa, ni tan duro como para que acalambre, ni tan blando como para que la espalda se doble. En este último caso una solución puede ser colocar una tabla debajo del mismo. Y la almohada, cuanto más baja mejor.
Entre los males más comunes del esqueleto se encuentran las desviaciones de columna. Este verdadero eje de todo el organismo soporta la mayor parte de todo el peso corporal y sufre directamente los errores de las malas posturas. La más común es la escoliosis, que desvía la columna hacia un costado y la mejor forma de detectarla es observar de frente la espalda: si la altura de los dos hombros o las dos caderas no es la misma probablemente se deba a este trastorno. Otras veces una de las piernas es más corta y provoca la desviación lateralizada.
La lordosis es la desviación que curva más pronunciadamente la columna a la altura de la cintura.