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jueves, 12 de agosto de 2010

Tres métodos para combatir las Várices


Lo primero que el especialista debe hacer es un estudio previo para conocer la causa de las várices.

Cuando se trata de várices secundarias, es importante valorar si conviene eliminarlas o no.

Actualmente, además del quirúrgico existen tres métodos posibles para eliminar las várices sin necesidad de cirugía:
Esclerosis. Es la más frecuente de las tres y la más antigua, aunque hoy está muy perfeccionada. Consiste en inyectar un líquido esclerosante, que irrita la pared interna de la vena haciendo que se peguen las dos partes del conducto. De esta forma la vena se hace fibrosa, se reabsorbe (desaparece) y la sangre toma otra vía para continuar. Lo importante de esta técnica es que la cantidad de líquido sea la justa y que se haga en venas que estén bien separadas de las profundas. Algunos especialistas las usan como complemento estético de una operación quirúrgica.

Láser: se utiliza como antiinflamatorio (no las empeora pero tampoco las mejora).

Se usa también para tratar y corregir las te-langectacias (arañitas).

Electrocauterio o ter-mocauterio: este método consigue la misma acción del láser, pero lo hace mediante electricidad. Si estas alternativas no dan resultado, el tratamiento quirúrgico será el adecuado. Es un método tradicional, pero ya está perfeccionado. Consiste en quitar el sistema venoso superficial principal: la vena safena interna y la externa, las dos que recorren la pierna, desde la ingle a la parte interna del tobillo y desde la corva hasta la parte externa del tobillo.

La técnica es muy curiosa: se hacen dos microincisiones una en cada extremo de la vena. Se va introduciendo por el extremo de la vena y al sacarlo por el extremo inferior se ata a ella y se tira hasta que la vena sale entera al exterior.

Tanto si tiene várices como si pertenece a un grupo de riesgo, le convendrá habituarse a estas reglas de oro. Haga un poco de ejercicio diario; descanse un rato al final de la jornada con los pies en alto, te vendrá muy bien dormir con una almohada debajo del colchón, a la altura de los pies o alzando unos centímetros la cama. El efecto de la fuerza de gravedad es decisivo en la lucha contra las várices. Si colocamos las piernas a un nivel más elevado que el corazón favorecemos el retorno a éste de la sangre venosa.

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