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domingo, 19 de junio de 2011

La estética no es solo cosa de Mujeres


Al margen de lo que ocurra con los osos, la belleza masculina poco tiene que ver con su fealdad, y cada vez es mayor la cantidad de contemporáneos varones que tratan por los medios más diversos que, quien los mira todos los días desde el espejo, sea lo más parecido a un sex symbol latino.

Y hoy, más allá de la publicidad, es verdaderamente posible mejorar el aspecto masculino. Lo que se ennumera en esta nota no tiene nada de mágico. Los tiempos cambian, y entonces el concepto de estética integral no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de las mujeres.

Una reciente investigación de mercado realizada en los Estados Unidos arrojó resultados por demás significativos: el 46% de las personas que compran algún tipo de producto con fines estéticos -cosméticos, por ejemplo-son, precisamente, hombres. Un porcentaje menor, aunque también significativo, agrupa a los varones que se someten a algún tipo de intervención quirúrgica para mejorar algo de su aspecto físico.

Muy lejos quedaron los tiempos en que los botiquines y estantes de los baños sólo reservaban para el varón el indispensable espacio para la espuma y la máquina de afeitar, el desodorante y, como mucho, un perfume. Hoy, los hombres tienen a su disposición un arsenal de productos que, en muchos casos, superan en variedad de presentaciones a los formulados durante mucho tiempo para las mujeres.

Y si estos productos existen, ¿por qué no utilizarlos...?

Comencemos por el rostro. La piel del varón, aunque no debe soportar el bombardeo de maquillaje que recibe el cutis femenino, está expuesta a un agresivo procedimiento que, a menudo, se repite dos veces por día: la afeitada.

Se calcula que durante su vida, en promedio, el hombre efectúa 16.000 afeitadas. En cada una de ellas se cortan entre 6.000 y 25.000 pelos de la barbilla. Antes, la cosa bastaba con una simple aplicación de jabón, luego la máquina de afeitar y, al final, una loción que provocaba no pocas lágrimas contenidas. Hoy, la afeitada diaria puede ser un momento de placer a través del cual es posible mejorar de manera sorprendente el aspecto y el ánimo para enfrentar la jornada.

La mejor manera de comenzar es con una emulsión relajante para antes de afeitarse. Las venden en diferentes presentaciones, y su misión (terapéutica, si se quiere), es preparar la piel para los miles de pequeños tironeos que acompañan a la afeitada. Para ello, esta aplicación puede complementarse con el uso de unos guantes faciales relajantes, mediante los cuales se efectúan movimientos circulares sobre el rostro.