Se estima que del 10 al 20 por ciento de la población general sufre de várices y este porcentaje sube al 50 por ciento pasados los cincuenta y cinco años. Afecta principalmente a la mujer y, después de los 30 años, la relación mujer-hombre es de 5 a 1, lo que se explica por el estasis que en las venas de las piernas producen los embarazos y a los trastornos hormonales que sufre la mujer al llegar la menopausia.
La enfermedad afecta fundamentalmente a las venas de los miembros inferiores y de ellas, a las superficiales, que drenan sólo el ID por ciento del volumen sanguíneo; el 90 por ciento restante transcurre por venas profundas, las que no son afectadas por várices.
Se presenta —como queda dicho— particularmente en mujeres. Está ligada fundamentalmente a trastornos hormonales o con la ingesta de anticonceptivos. Estos factores pueden considerarse como causa primaria y como factores coadyuvantes el sedenta-rismo, las posiciones estáticas prolongadas, el exceso de peso, la ropa muy ceñida, la exposición prolongada al calor y el pie plano. Los antecedentes hereditarios tienen una in-fuencia muy relativa.
Las causas de las várices se itratan con medias profilácticas. Las várices pequeñas, si a la paciente no le interesa el aspecto estético, se tratan con un tonificante venoso; por razones estéticas pueden ser eliminadas con sustancias esclerosantes. En las várices acentuadas muchos procedimientos han dejado de utilizarse: criocirugía, fulguración, diatermia, colocación de puntos a lo largo de la vena o inyecciones de salicilato, fenol o yodo que producen grandes trastornos como flebitis y hasta verdaderas quemaduras químicas.
Los especialistas en várices explican que es cada vez menos usada la clásica operación de várices, consistente en arrancar la vena principal de la pierna desde la ingle hasta el tobillo y sus afluentes. En muchos casos la vena principal del muslo (safena) está sana y se considera actualmente vital conservarla, pues puede ser necesaria para ser usada en cirugía cardiovascular (by pass aortocoronario o de arterias de los miembros). Para ello se han ideado nuevas técnicas de extirpación de las várices en la pierna, conservando la safena en el muslo, perfectamente permeable y funcionando correctamente.
La microcirugía o extirpación de las várices mediante mi-croincisiones es una técnica novedosa ideada por argentinos y de amplia divulgación mundial. Se utiliza para extirpar várices recivadas (ya operadas) o aquellas localizadas en la parte lateral externa o posterior de la pierna. Es una cirugía ambulatoria, que se efectúa con anestesia local; el paciente sale caminando de la sala de cirugía y puede llevar una vida normal, manteniendo un vendaje elástico durante una semana.
En vísperas de la aparición de las várices, una circulación venosa deficiente produce síntomas desagradables, como pesadez, dolor, calambres, sensación de pinchazos y tobillos hinchados. Es en ese momento cuando las medidas preventivas son más eficaces. Deben ponerse en práctica medidas profilácticas como el hacer gimnasia (trote, natación, bicicleta), adelgazar y elevar los pies de la cama e ingerir algún medicamento tonificante.
La enfermedad afecta fundamentalmente a las venas de los miembros inferiores y de ellas, a las superficiales, que drenan sólo el ID por ciento del volumen sanguíneo; el 90 por ciento restante transcurre por venas profundas, las que no son afectadas por várices.
Se presenta —como queda dicho— particularmente en mujeres. Está ligada fundamentalmente a trastornos hormonales o con la ingesta de anticonceptivos. Estos factores pueden considerarse como causa primaria y como factores coadyuvantes el sedenta-rismo, las posiciones estáticas prolongadas, el exceso de peso, la ropa muy ceñida, la exposición prolongada al calor y el pie plano. Los antecedentes hereditarios tienen una in-fuencia muy relativa.
Las causas de las várices se itratan con medias profilácticas. Las várices pequeñas, si a la paciente no le interesa el aspecto estético, se tratan con un tonificante venoso; por razones estéticas pueden ser eliminadas con sustancias esclerosantes. En las várices acentuadas muchos procedimientos han dejado de utilizarse: criocirugía, fulguración, diatermia, colocación de puntos a lo largo de la vena o inyecciones de salicilato, fenol o yodo que producen grandes trastornos como flebitis y hasta verdaderas quemaduras químicas.
Los especialistas en várices explican que es cada vez menos usada la clásica operación de várices, consistente en arrancar la vena principal de la pierna desde la ingle hasta el tobillo y sus afluentes. En muchos casos la vena principal del muslo (safena) está sana y se considera actualmente vital conservarla, pues puede ser necesaria para ser usada en cirugía cardiovascular (by pass aortocoronario o de arterias de los miembros). Para ello se han ideado nuevas técnicas de extirpación de las várices en la pierna, conservando la safena en el muslo, perfectamente permeable y funcionando correctamente.
La microcirugía o extirpación de las várices mediante mi-croincisiones es una técnica novedosa ideada por argentinos y de amplia divulgación mundial. Se utiliza para extirpar várices recivadas (ya operadas) o aquellas localizadas en la parte lateral externa o posterior de la pierna. Es una cirugía ambulatoria, que se efectúa con anestesia local; el paciente sale caminando de la sala de cirugía y puede llevar una vida normal, manteniendo un vendaje elástico durante una semana.
En vísperas de la aparición de las várices, una circulación venosa deficiente produce síntomas desagradables, como pesadez, dolor, calambres, sensación de pinchazos y tobillos hinchados. Es en ese momento cuando las medidas preventivas son más eficaces. Deben ponerse en práctica medidas profilácticas como el hacer gimnasia (trote, natación, bicicleta), adelgazar y elevar los pies de la cama e ingerir algún medicamento tonificante.