Apesar de poseer algunos títulos honoríficos, como "reflejos del alma ", las manos son las eternas olvidadas en los cuidados de belleza. La gran mayoría de las mujeres se somete con una constancia intachable a la seguidilla de cremas y tratamientos rejuvenecedores con el afán de aparentar algunos años menos.
Pero, de nada sirve embadurnarse todas las noches ni asistir religiosamente a institutos de belleza, si el estado de las manos da por sentado el paso del tiempo. Solamente con mirarlas, todos estos esfuerzos pueden volverse inútiles y hasta contraproducentes.
Este "mal trago" puede evitarse si "se siguen los mismos cuidados que para la cara y el cuello", recomienda la doctora Alejandra Peredo, del instituto Lidherma. "Conviene realizar un tratamiento para manos, junto con las sesiones de recuperación facial", agrega la cosmetóloga esteticista Beatriz Archiprete.
Lo que ocurre es que, al igual que el rostro, las manos deben soportar sin interrupciones las agresiones climáticas, sumado al contacto explosivo con todo tipo de irritantes como el agua con cloro, las sustancias alcalinas, los detergentes y demás compuestos que pueden provocar alergias y convertirse en uno de sus peores enemigos.
"La ventaja es que la piel de las manos posee una mayor resistencia y se irrita menos con la acción de las sustancias despigmentantes o aquellas utilizadas para la renovación celular.
Pero, a diferencia de lo que ocurre en la cara, las manos contienen una escasa cantidad de tejidos de soporte subcutáneos, lo cual hace mucho más lenta la cicatrización y la recuperación luego de una intervención quirúrgica o un tratamiento demasiado agresivo. Por eso, se debe evitar que las secuelas del tratamiento tengan un efecto antiestético mayor al que en definitiva se quiso quitar"
Pero, de nada sirve embadurnarse todas las noches ni asistir religiosamente a institutos de belleza, si el estado de las manos da por sentado el paso del tiempo. Solamente con mirarlas, todos estos esfuerzos pueden volverse inútiles y hasta contraproducentes.
Este "mal trago" puede evitarse si "se siguen los mismos cuidados que para la cara y el cuello", recomienda la doctora Alejandra Peredo, del instituto Lidherma. "Conviene realizar un tratamiento para manos, junto con las sesiones de recuperación facial", agrega la cosmetóloga esteticista Beatriz Archiprete.
Lo que ocurre es que, al igual que el rostro, las manos deben soportar sin interrupciones las agresiones climáticas, sumado al contacto explosivo con todo tipo de irritantes como el agua con cloro, las sustancias alcalinas, los detergentes y demás compuestos que pueden provocar alergias y convertirse en uno de sus peores enemigos.
"La ventaja es que la piel de las manos posee una mayor resistencia y se irrita menos con la acción de las sustancias despigmentantes o aquellas utilizadas para la renovación celular.
Pero, a diferencia de lo que ocurre en la cara, las manos contienen una escasa cantidad de tejidos de soporte subcutáneos, lo cual hace mucho más lenta la cicatrización y la recuperación luego de una intervención quirúrgica o un tratamiento demasiado agresivo. Por eso, se debe evitar que las secuelas del tratamiento tengan un efecto antiestético mayor al que en definitiva se quiso quitar"